Sí, valientes. No encuentro una palabra mejor para describir a los manteros y lateros que se manifestaron esta semana delante del Congreso de los diputados para reclamar que se despenalizara la venta ambulante.
Valientes porque ante un mundo que quiere ocultar la pobreza, todo lo que nos pueda incomodar e interpelar nuestro estilo de vida, ellos se hacen visibles, se manifiestan y denuncian la injusticia que sufren: le quitan el pan y le maltratan por ello.
Con coraje, porque mientras el resto de los y las trabajadoras huimos de sindicatos y reivindicaciones conjuntas, ellos se unen y forman su propio sindicato para que su lucha se vea y la sociedad no mire para otro lado.
Sin miedo, porque mientras muchos callan ante las injusticias porque temen perder el empleo, ellos, más expuestos que nadie al arresto y la deportación, deciden que ya es hora de hablar, de mostrarse ante el mundo con la cara al descubierto, sin temor.
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