Últimamente hemos elevado el tono normal de las conversaciones: figurada y literalmente. El tono de los programas de los medios es agresivo, los debates entre políticos están basados en ataques mutuos, los sectores que piden mejoras salen a la calle a gritarlas, las conversaciones en el autobús a menudo giran en torno a quejas sobre el jefe o el mal funcionamiento de servicios y oficinas, en RRSS tienen más éxito los haters que los lovers…
Pero es que el tono en el que hablamos también ha subido… Hablamos gritando, alterados, sin escuchar al otro, usando como principal argumento nuestro tono de voz…
Últimamente hemos elevado el tono normal de las conversaciones políticas: figurada y literalmente. Las propuestas políticas se han esfumado. El trabajo callado y diario por buscar el bien común ha desaparecido. Los planes para mejorar la vida del ciudadano medio son una quimera. En los debates políticos nadie presenta soluciones a discutir entre todos, sino reproches y ataques a dar en la línea de flotación.
El tono de los políticos se enmarca entre el exaltado y gritón y el irónico y faltón. Entre el grito del enaltecimiento de un sentimiento sin contenido y el insulto al contrario porque en tal año hizo algo mal.
Pecando de ingenua, (lo adelanto…) me pregunto: ¿cuándo escucharemos un debate inteligente, en el que no haya descalificaciones personales? , ¿cuándo escucharemos propuestas conjuntas de soluciones y no respuestas airadas a cualquier comentario? ¿cuándo escucharemos una felicitación a un colega de otra formación política que haya tenido una idea genial?, ¿cuándo escucharemos alabanzas por actuaciones pasadas y no siempre el fallo vergonzoso de aquel se sienta en la butaca de al lado? ¿cuándo escucharemos un hablar templado, desde el convencimiento de que ponerse de acuerdo es una victoria y no una derrota?
Últimamente necesito
creer en el ser humano,
creer que el respeto es posible,
creer que la justicia no es una utopía,
creer que la vida es vida, independientemente de dónde nazca.
Últimamente necesito creer.
Beatriz Neff