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Ahora que hemos perdido los abrazos (IV)

Ahora que hemos perdido los abrazos…

¿Y si no los hemos perdido? ¿Y si, en realidad, los estamos guardando y reservando para más adelante…? ¿Y si los estamos transformando en llamadas de teléfono, en mensajes de whatsapp y en quedadas virtuales? ¿Y si se están convirtiendo en canción, en guiño, en un “cuidate” mirándonos a los ojos…?

Ya llevamos 9 meses desde aquel ¿lejano? marzo… y tras la sorpresa, el desconcierto dejó paso a la preocupación y desolación; vivimos el caos y la queja, a veces hay atisbos de esperanza, y ahora que llegamos al final de 2020 surgen con fuerza los deseos de que 2021 se porte mejor

Pero ahora que hemos perdido los abrazos, o que los tenemos guardados, ¿no es ya el momento de darnos cuenta de que pase lo que pase fuera, lo importante es cómo lo vivamos, cómo lo encaremos, cómo lo afrontemos desde dentro?

Yo, que me paseo por Twitter, me encuentro con gente a la que no conozco pero que abren ese horizonte de mirar más allá. Ahí está @Marodriguez1871, periodista y trabajador humanitario, que no deja de acercarse a las realidades más duras y sufrientes con mirada afilada y crítica, pero siempre esperanzada…

Y me encuentro con @nh487, que vive más de lo que puede, sueña aún como niña y sobrevive a golpe de gotero. Ella dice que no se trata del año, sino de cómo enfrentas la vida… Intuyo que vive la enfermedad tratando de mirarla cara a cara, desde su fragilidad y la gran fuerza interior que desprende…

Y también me topo con @pons_sabate, que tiene ELA desde hace 6 años, pero sobre todo tiene sentido del humor, la pócima mágica para sobrevivir a esa enfermedad que le tiene ya cosido a una cama, y fuerza suficiente para luchar para que se apruebe una Ley para que los enfermos graves y terminales tengan una vida digna…

Y ahí siguen, tantos y tantas que me abrazan y abrazan la vida a través de las redes… No, no hemos perdido los abrazos… ¡los hemos transformado!

Ahora que hemos transformado los abrazos, hagamos posible lo que parece imposible: creamos que es posible ser un solo corazón.

Beatriz Neff, FI
@BeatrizNeff