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También en la plaza

Había visto en las Redes la barca llena de refugiados y preparando mi viaje a Roma sentí deseos de verla de cerca. Tocar no se puede por la valla que rodea el conjunto escultórico pero en mi primera salida hoy martes a la Plaza de San Pedro,  he ido directa a verla y mirarla con detalle y me hice fotos como tantas otras personas que se detenían ante ella.

Qué duda cabe que tiene su gran belleza pero lo que más me ha impresionado es la viveza de los rostros de tantas personas apretadas sobre la barca, buscando un espacio que se resiste a ampliarse,  con sus miradas penetrantes de nostalgia envuelta en tristeza, con sus pequeños bolsos o maletines bien agarrados … impacta ese realismo, casi se espera que hablen …

Y en la magnífica plaza que Bernini quiso coronar con tantas columnas,  al lado de una de las fuentes saltarinas, se eleva este conjunto llamando la atención para que no nos olvidemos de que esta realidad sigue viva y lacerante en nuestro mundo. Una llamada a la acogida, a la inclusión, a la hospitalidad, a no mirar para otro lado porque las figuras te miran de frente y no puedes hacer como si no vieras.

Un gesto más de nuestro querido Papa Francisco que no se cansa de recordarnos este mandato con la pregunta que inquieta y no deja en paz si no se da respuesta mínimamente coherente. “¿Qué has hecho de tu hermano?”. 

En esta Roma cosmopolita,  cruzada de culturas, de lenguas,  de colores, en una polifonía diversa y plural,  se alza esta escultura como faro que pone luz de atención y despierta los corazones adormecidos por tanto ruido que no deja descifrar los gritos y susurros que cruzan el aire otoñal con un sol ardiente que enseguida comienza a declinar.

Lugar estratégico,  paradójico, para detener el paso y la mirada y pensar cuántas personas viven hoy así,  apretados en una barca, arriesgando su vida, aferrados a lo poco que llevan consigo, con el anhelo esperanzador de pisar tierra firme,  donde encuentren acogida y seguridad.

En Roma,  cuando ya se respira ambiente pre-sinodal y la Amazonía se acerca, esta escultura dispone mi corazón para acoger la bio-diversidad que llega a todos los niveles y se asentará en el aula.

María Luisa Berzosa fi