PERLA ESCONDIDA EN LA CARTA Nº 390
19 febrero, 2018
El ‘confesor’ jesuita de las presas etarras y yihadistas: «No me siento superior a ninguna» (El Mundo)
26 febrero, 2018

PERLA ESCONDIDA EN LA CARTA Nº391

Carta nº 391     Agosto 1910

“Confiemos en la divina providencia, que nunca nos abandona”

Me quedo perplejo de la coincidencia de la perla con mi vida en estos momentos. Me quedo asombrado y agradecido porque una vez más la Madre Cándida sigue siendo luz en mi camino y en mi pensamiento. Confío en la divina providencia, y en ella debo confiar más, todo mi pensar y todos mis deseos. Y confío porque sé que es lo mejor, porque sé a ciencia cierta qué será lo que Dios quiera, porque sé que Dios nunca nos abandona.

La Cuaresma continua su camino y nuestra vida continua su ritmo. Quizá no hayamos tenido la tentación de decirle a Jesús, como Pedro le dijo:

«Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».

Pero sabemos que lo importante no son las tres tiendas, lo importante es construir las condiciones para provocar el encuentro de Dios con nosotros.

La Madre Cándida confió en Dios e intentó construir espacios de encuentro de Dios con las personas en los colegios, espacios que transformaron la vida de muchos jóvenes y adultos. Intentó crear momentos para descubrir el rostro de Dios, que no siempre lo podemos ver resplandeciente como lo vieron sus discípulos, pero siempre lo podemos encontrar acompañando. Y siempre acompañando nuestros momentos.

Una vez más aparece la palabra confianza en la boca de la Madre Cándida, en el corazón de esta mujer que, consciente e inconscientemente, transformó la vida de muchos de los que se acercaron a ella, pero la transformó porque fue buen crisol para hacer que los demás llegaran a conocer a Cristo, único que transforma de verdad. Y a eso estamos llamados, a ese trabajo estamos invitados. Anunciemos a ese Jesús resucitado que es capaz de transformar nuestras vidas si somos capaces de abrirnos de par en par.

Busquemos espacios para anunciar, busquemos espacios sencillos para ser elementos del encuentro, busquemos tiempos para encontrarnos nosotros con Dios y los demás: confiar.

Antonio Grau

Murcia

Lee aquí la carta 391 completa