Oviedo acoge este sábado la beatificación del padre Ormières, fundador de las Hermanas del Ángel de la Guarda, congregación que llegó a España casi por casualidad. Un grupo de religiosas paró en Puerto Real de camino a una misión en África… Y la congregación terminó instándose en España. En nuestro país se produjo también el milagro atribuido a la intercesión de Ormières que le ha despejado el camino a a los altares
Para las Hermanas del Ángel de la Guarda, volver a la historia es regresar con orgullo y agradecimiento a la vida de nuestros fundadores, porque somos herederas y deudoras de lo que ellos fueron y de lo que desearon y no se realizó.
En el año 1864 un grupo de hermanas llega a Puerto Real (Cádiz), procedente de Francia, con el objetivo de seguir viaje a Dahomey (hoy Benín) junto con la Sociedad Africana de Misiones. Los planes no resultaron como se había previsto y la Comunidad del Ángel de la Guarda, por desacuerdos en el protocolo, termina saliendo del proyecto misionero. No obstante, la ocasión se aprovecha para solicitar al padre Ormières que las hermanas se quedasen y abrieran una escuela de niñas, porque en estas tierras andaluzas había mucha necesidad de centros cristianos de educación.
Solo una duda se le presenta a Ormières. Si esta fundación iba a significar el abandono de la educación de las zonas rurales: «Lo que queremos es que no desaparezca el espíritu de sencillez y entrega que ha justificado nuestra obra. Porque para nosotros lo más importante ha sido y sigue siendo la atención a los más pobres y la gratuidad de nuestros centros. La única identidad que tienen las hermanas es la de ser servidoras de los pobres. Si la Divina Providencia quiere esta obra, nos lo hará ver». Y efectivamente, lo vieron al constatar las dificultades por las que tuvieron que pasar. Y las hermanas se quedaron en Puerto Real. Era la primera fundación de la congregación en España.
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