«La misericordia no puede ser un paréntesis en la vida de la Iglesia, sino que constituye su misma esencia», dice el Papa al comienzo de la carta apostólica. Aunque haya terminado el Jubileo extraordinario, «la puerta de la misericordia de nuestro corazón permanece siempre abierta, de par en par». Y «la nostalgia que muchos sienten de volver a la casa del Padre, que está esperando su regreso», debe tener en la comunidad cristiana una respuesta en forma de testimonios sinceros y generosos de la ternura divina.
Francisco anuncia importantes decisiones en la nueva carta apostólica (léela completa pinchando aquí) para dar continuidad efectiva al Jubileo de la Misericordia clausurado el pasado domingo. Con esta finalidad, se hace permanente la facultad concedida a todos los sacerdotes durante el Año de la Misericordia de perdonar el pecado del aborto. Y se amplía hasta nueva orden el servicio de los misioneros de la misericordia, sacerdotes que en cada diócesis seguirán pudiendo perdonar pecados reservados a la Santa Sede. Además, el Papa instituye la Jornada mundial de los pobres, que servirá para animar a gestos concretos de cercanía a los pobres y excluidos.