Solo es posible celebrar la RESURRECCIÓN si nos dejamos mirar por la misericordia del Padre, si nos “encarnamos” entre los más pequeños como el Hijo y si permitimos actuar al Espíritu en nosotras y entre nosotras. Así podemos llegar al Señor Resucitado y con su gracia experimentar los santísimos efectos de su resurrección.
Feliz Pascua de Resurrección y que, al celebrarla, el Resucitado nos libre de la trampa de vivir sin esperanza, como si Cristo no hubiera resucitado y nuestros problemas fueran el centro de la vida.
Un abrazo pascual para todas
Mª Carmen Martín