Una vida con Sentido(S) – Te toca…
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La novedad cotidiana. ¿Todos los días iguales?

El ritmo frenético del tiempo que vivimos no nos deja saborear la novedad que nos sorprende cada día y pasamos de un día al otro sin hacernos apenas conscientes de que estamos vivos.

Nos levantamos a toque de alarma,  tras desayunar a toda prisa salimos a trabajar,  antes hemos dejado a nuestros niños en el colegio;  y así comenzamos a transcurrir las horas que se suceden veloces y volvemos a casa agotados por la tarea y la presión del tiempo y nos vamos a dormir,  cosa que necesitamos con urgencia,  y así hasta el día siguiente.

Soy consciente de la caricatura que acabo de describir y quiero apostar por descubrir lo nuevo que emerge en ese ritmo y que si nos detenemos un momento podemos hacer un listado de novedades en la rutina diaria,  aunque suene a paradoja.

¿No percibimos la luz del sol que nos alumbra? ¿no descubrimos miradas de amor,  de ternura,  sonrisas,  amabilidad … en los rostros con los que nos cruzamos? Quizá es que pasamos entre las personas sin mirarnos,  sin sonreírnos,  sin detenernos y entonces nos perdemos muchas cosas bonitas en el día a día.

¿No nos llegan palabras,  mensajes que nos alegran, nos  animan y sostienen?. Despertar cada día y poder caminar,  ver,  oír,  oler,  saborear …es algo que damos por supuesto,  que es obvio,  es un derecho adquirido o…
¿es más bien el milagro cotidiana al que nos hemos acostumbrado?.

Y cuando volvemos a casa, ¿caemos en la cuenta de lo que supone ser esperado, recibido con cariño, con detalles,  con las sonrisas abrazadoras de nuestros hijos o de cualquier otro miembro de la familia?.  Lo “normal” es “extraordinario”,  no lo guardemos en el cajón de la rutina sin reconocer el gran valor de las pequeñas cosas de la cotidianidad.

Es verdad que también a diario suceden cosas dolorosas,  en los demás y en nosotros mismos,  ¿cómo las vivimos? Quizá son despertadores de nuestra sensibilidad que nos hacen afinar los sentidos y todo nuestro ser para pedir ayuda, para afrontarlos y poder caminar en superación.

En cualquier caso queremos recordarnos la importancia de detener el ritmo vertiginoso,  tener tiempo para mirarnos por dentro,  calmar nuestros ruidos internos y poder percibir el aire fresco de lo nuevo que acontece cada día.  Todo para ayudarnos a vivir con mayor sentido,  no solamente a sobrevivir,  como quien tiene que aguantar pasivamente el paso de los días,  sino a ser protagonistas de la propia vida,  que se juega en ese transcurrir aparentemente monótono,  donde se dan los pequeños y grandes detalles que construyen nuestro itinerario vital.

María Luisa Berzosa fi

@BerzosaMl