«Y creó Dios el hombre a imagen suya: a imagen de Dios le creó; hombre y mujer los creó«. Gen. 1,27.
¿Y qué imagen tenemos nosotros de Dios?
Atisbamos a Dios muy condicionados: cultura, temperamento, educación…
Y nos cuestionamos cómo podamos ser imagen de Dios.
Porque la imagen de Dios nos sobrecoge… aunque sea precaria la experiencia.
Aunque pretendan soslayarlo.
Es verdad también que Jesús, Dios encarnado para creyentes, le siente como Abba; como niño en regazo materno.
Grandeza de Dios. DEUS SEMPER MAIOR!
Y nosotros tan vulnerables.
Tan grandes y tan ruines.
Con tanta sed de Él y por otra parte hozando, a veces, en cisternas desecadas, corrompidas.
DIOS ES AMOR, encíclica de Benedicto XVI, recogiendo la afirmación de Juan, «Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él«. Jn. 4,16.
Si Dios es AMOR, en la experiencia del AMOR podremos intuir algo de que nos haya creado a su imagen.
Creados por amor y para amar, solo en esta dimensión, aunque de lejos, seremos iconos de Dios.
JESÚS nos dice: «como el Padre me ama, así os amo yo. Permaneced en mi amor… // amaos unos a otros.. en esto se conocerá que sois de los míos…»
El camino de las BIENAVENTURANZAS, es un camino de AMOR concreto, es un camino de FELICIDAD.
Y así barruntamos un poquito cómo rielar la imagen de DIOS AMOR en nosotros.
Teresa Zugazabeitia F.I