La lectura supone un reto enorme para el cerebro y sus efectos en el mismo son asombrosos, hasta el punto de que puede moldearlo y transformarlo profundamente, incluso cuando somos adultos. Esta es la principal conclusión de un nuevo estudio realizado con mujeres indias en la treintena, completamente analfabetas, cuyo cerebro se transformó de forma extraordinaria cuando aprendieron a leer y escribir por primera vez. La investigación, publicada en la revista Science Advances, viene a reforzar la idea de la increíble plasticidad del órgano que rige nuestras vidas y puede arrojar luz sobre algunos trastornos de la lectura, como la dislexia.
Leer es una capacidad tan nueva en nuestra historia evolutiva que no puede estar «grabada» en los genes. Cuando aprendemos a hacerlo, el cerebro debe pasar por una especie de «reciclaje»: Las áreas destinadas al reconocimiento de objetos complejos, como las caras, tienen que participar en la traducción de las letras. Y algunas regiones de nuestro sistema visual se convierten en «interfaces» entre lo que el ojo ve y el lenguaje.