¡Hola a todos! Soy Carmen, tengo 19 años y vengo de estar 15 días en el campo de trabajo “Construyendo puentes” en dos barrios de Almería “Piedras redondas” y “Los Almendros”. Alojados en el colegio Virgen de la Paz (Hijas de Jesús) hemos sido monitores de la escuela de verano de la parroquia de San Ignacio (Jesuitas). Estábamos con los niños de esos barrios y realizábamos con ellos juegos, actividades… e intentábamos darles mucho amor.
Tuve la oportunidad de compartir esta experiencia con más jóvenes MAG+S, de toda España. Íbamos 19 jóvenes y 5 acompañantes. Y nuestras dos maravillosas cocineras que también nos han acompañado y nos han regalado muchas sonrisas estos días.
Además de la escuela de verano hemos tenido la oportunidad de presenciar testimonios admirables que compartieron con nosotros: Joaquín SJ, Cristóbal, Presenta e Isabel y María del Mar y Beatriz (Jesuitinas), cruz roja y algunos migrantes del mar de plástico. Nos contaron sus vivencias en Camboya, el barrio, las pateras…
Cuando me pidieron que escribiese sobre la experiencia no sabía bien que escribir ya que son tantas las cosas vividas… Hemos vivido, disfrutado y aprendido tanto que no sabría por dónde empezar. Todas estas vivencias han ido calando en mi interior y convirtiéndose en agradecimiento profundo.
Por un lado diré que los niños me han enseñado a emocionarme con lo sencillo, con lo pequeño. Me han hecho volver a disfrutar de verdad. Espero que algún valor de los que hemos intentado transmitirles se les haya quedado pero lo que ellos me han enseñado estoy segura de que es mucho más. El cariño que he recibido por su parte ha sido un regalo de Dios. Llevo a cada niño en mi corazón. También los niños siempre enseñan lo importante que es la flexibilidad y que aunque los planes no salgan tal y como los soñabas, con ayuda de Dios, probablemente salgan, aun siendo diferentes, infinitamente mejor.
Con mis compañeros, que ahora puedo llamar amigos, he tenido el regalo de poder compartir con ellos VIDA. Con ellos he aprendido lo que es una vida al servicio de los demás, lo que es una búsqueda constante de Dios y lo que es una vida dispuesta a vivir desde la alegría, el optimismo. Cada uno de mis amigos eran personas dispuestas a dar lo mejor de ellos mimos para que esto saliese bien, entregándose al máximo. Para mí ha sido un regalo poder compartir con ellos estos días y abrirnos unos a otros el corazón y compartir con ellos fe. Vuelvo de esta experiencia teniendo grandes amigos en el Señor.
De mis acompañantes he aprendido lo que es una vida al servicio de Dios y de los demás. Su forma de hablar de Dios; emocionada, sencilla, cercana, verdadera, me ha acercado a Él. Nos hacen ver que esta apuesta de vida junto a Él tiene sentido.
En este campo de trabajo he estado acompañada de personas que viven la realidad desde la mayor pureza y verdad. Soy tan afortunada de que Dios haya puesto en mi camino a cada uno de ellos.
También he visto que en cada una de las personas que parecen invisibles, olvidadas por todos, no son olvidadas por Dios y Dios en ellas se transforma en esperanza. Una esperanza que les anima a seguir viviendo y a ser cada día mejores. Personas que aun teniendo poco se dedican a pensar en su prójimo y en sus familias. Personas entregadas que viven su vida por y para los demás.
Con esta experiencia he descubierto que SALIR de uno mismo te hace ser más humano y te ayuda a encontrar a Dios. Que encontrar a Dios te hace infinitamente más feliz. Y que cuando tú eres feliz haces más feliz a los demás.
Dios me ha hecho con esta experiencia un regalo impagable, ir pisando tierras sagradas, haciendo que las respete, las escuche y las disfrute, haciendo que yo también pueda compartir mi tierra sagrada y me acerque poco a poco más a EL.
He aprendido lo que es hacer pequeñas cosas con gran amor y que cuando das amor te suelen devolver el amor dado por duplicado. Que no hay que hacer grandes cosas, que lo importante es ESTAR.
Y lo más importante, he aprendido que en lo bueno y en lo malo Dios siempre nos lleva de la mano, está junto a nosotros dándonos la fuerza y el amor necesario para que sigamos adelante.
Por esto, y miles de cosas más aprendidas y vividas, solo me sale dar a Dios las GRACIAS. Gracias por las personas tan maravillosas que pones en mi camino. Gracias por haberme dejado pisar tierras sagradas. Gracias por hacerme disfrutar de lo sencillo. Gracias por haberme abierto los ojos a realidades duras. Gracias por haberme hecho crecer con esta experiencia. Gracias por haberme hecho más humana. Gracias por haberme acercado más a ti. SOBRE TODO, GRACIAS.