«Alejado» del mundo de la política pero abierto a hablar con todos y allí donde le «dejen entrar», el nuevo cardenalCarlos Osoro (Castañeda, Santander, 1945) es un prelado abierto y dialogante, que trata de ejercer su mandato «para todos» y que se ha implicado en causas sociales como la de los refugiados.
Arzobispo de Madrid desde octubre de 2014, Osoro ha destacado en los últimos tiempos por defender la cercanía de la Iglesia a las familias en un momento marcado por la crisis económica, así como la necesidad de «humanizar» la situación de los inmigrantes para garantizar que todos los que tengan que abandonar su tierra natal no se sientan extranjeros en otros lugares, sino «hermanos».
Quienes le han tratado personalmente coinciden en destacar su carácter dialogante, alejado de los extremismos.
Una impronta que ha lucido en Madrid y que dejó como arzobispo de Valencia durante cinco años en los que mostró un marcado perfil de hombre próximo, que no elude cuestiones delicadas sobre los problemas que en los últimos tiempos han afectado a la Iglesia, y abierto en sus comparecencias públicas.
De trato sencillo, carismático pero de talante humilde, sus ruedas de prensa en Valencia concluían de forma habitual entre cafés o refrescos que él mismo había servido.