La principal aportación de Zygmunt Bauman es muy profunda: poner el amor a los más pobres en el centro de todo el pensamiento y toda la ciencia. Ha sido uno de los más brillantes intelectuales de las últimas décadas y lo fue porque siempre pensó desde las víctimas de la Modernidad.
El comienzo del año 2017 es el final de la vida de Zygmunt Bauman, conocido como el Sociólogo del Mundo Líquido. Para él, nuestro tiempo se caracteriza por licuar las instituciones, nuestras relaciones y el sentido de lo que somos. Todo se hace líquido porque se debilitan los vínculos entre las partes y eso lo hace por un lado más flexible y fluido pero, por otra parte, más vulnerable. Para Bauman esta Modernidad Líquida era ambivalente y en cada uno de nosotros reside el poder para decantarla hacia el bien o el mal. Hay un tipo de liquidez social que liquida a la gente.
Bauman ha vivido una larga biografía, dedicada al trabajo intelectual porque creía que las ideas con capaces de mover el mundo. Vinculado inicialmente a la teoría Crítica, su experiencia de exilio como judío polaco marcó quizás su trabajo más importante. En su obra hay un libro crucial para entender su proyecto: Modernidad y Holocausto (1989).
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