Un «viaje especial». Así definió el Papa su peregrinación a Fátima en un breve encuentro con los 70 periodistas a bordo del avión rumbo a Portugal. Un «viaje de oración –añadió– que servirá de encuentro con el Señor y con la Santa Madre de Dios», dijo Francisco a los 70 periodistas que viajan con él.
Francisco aterrizó en Fátima unos minutos después de las 16.00 hora local en la base de Monte Real, situada a unos 50 kilómetros de Fátima. Allí encabezaba la delegación de las autoridades portuguesas el presidente, Marcelo Rebelo de Sousa, quien dio la bienvenida al Pontífice en la escalerilla del avión, tras lo cual el papa se retiró unos instantes a rezar en la capilla de la base, como hizo en 1967 Pablo VI.
Desde allí Francisco se trasladó en helicóptero al estadio de fútbol de Fátima, que pasará a llamarse Estadio Papa Francisco. E inmediatamente, ya en coche, partió hacia la capilla de las Apariciones, donde permaneció largos minutos en silencio ante la imagen de la Virgen. Le esperaban miles de peregrinos de todo el mundo, muchos de ellos españoles, como pudo atestiguar el Pontífice con los continuos «Viva el Papa».