Javier Aparicio tiene 19 años y es de Madrid. Ha acabado 2º de Terapia Ocupacional y este verano ha participado en el campo de trabajo de Contruyendo Puentes y nos cuenta su experiencia:
Tras la finalización de la experiencia de Almería, quiero recordar todas las buenas noticias que me llevo en el corazón, vividas durante las dos semanas que duró este campo de trabajo.
Mis buenas noticias empezaron el día que llegué por el hecho de ver a dos compañeras que ya había coincidido con ellas allí y que volvían. Eso me hizo ver todo lo que daba esta experiencia que nos hacía repetir.
En la escuela de verano, durante esas dos semanas me traje mucho conmigo a Madrid, por ver que todo el trabajo y la organización que llevamos a cabo se tradujo en muchas sonrisas de los niños, ellos mostraban felicidad y alegría y que un niño se lo pase bien contigo es de los mayores regalos que pueden hacer a un monitor. Lo vimos el último día con los besos, abrazos y demás caricias que, aunque hubiera pena por despedirse de ellos, me llevé la energía que mostraban hacia el exterior, y todos los momentos que he pasado con ellos. Me fui muy feliz de allí, con ganas de no parar, de seguir siendo mejor persona y no rendirme en nada.
Otra buena noticia que me llevé de Almería es todas las experiencias que me fueron contando a lo largo del campo de trabajo. Conocer realidades como la de los inmigrantes primero en las pateras y luego en el mar de plástico me produjo coraje de querer cambiar las cosas, sentimientos de que se pueden hacer las cosas mucho mejor y que todas las personas que están en España y que no se rinden por luchar por un futuro mejor son dignas de admiración y que saber si un día es malo pensar que el siguiente puede ser excelente. También conocimos otras realidades como la del colectivo de etnia gitana. Conocer su cultura ayuda a todos a comprender muchas cosas y de aquello me quedo con la idea que existen personas que quieren cambiar las cosas, y que el barrio de Los Almendros pueda prosperar aunque no sea nada fácil. Me produjo mucho coraje ver que había más suciedad acumulada pero me transmite que hay que seguir trabajando por hacer mejores cosas en ese barrio. También conocimos la realidad de Camboya, un país plagado de minas por la reciente guerra civil, De aquella charla me quedo con el convencimiento de no rendirse y que si se trabaja se pueden cambiar las cosas. También por último conocimos como es y había sido el barrio de Piedra Redondas de la mano de Cristóbal y las hermanas Hijas de Jesús. La buena noticia es que en estos barrios hay gente que lucha por la integración social del colectivo gitano mediante la educación y el deporte en la frontera, trabajan por un futuro mejor.
Solo me queda hablar de las personas que me acompañaron en esta experiencia, compañeros y monitores que me dieron una de las mejores noticias, que es la ayuda y el aprendizaje para ser mejor persona y que mediante las conversaciones, los círculos MAG+S y los acompañamientos, me transmitieron vida y ganas de seguir, de no parar, de seguir aprendiendo para ser mejor persona cada día. Todos los comentarios que me llevé me están ayudando en mi día a día, vi en ellos a Dios que me transmitía cosas diferentes de cada uno de ellos. Dar GRACIAS a la vida por haberme juntado con ellos por lo que son y me han hecho ser
SIMPLEMENTE GRACIAS
Y si quieres leer una crónica en clave de memoria agradecida escrita por Naike Martín FI de este Campo de trabajo, pincha aquí