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PERLA ESCONDIDA EN LA CARTA Nº 359

Carta nº 359     Entre junio y septiembre 1908

 

“… en medio de la pena que causa la separación de un alma tan angelical …, al mismo tiempo siento en mi corazón un no sé qué al ver que muy pronto se verá en la presencia de su Dios. … tendremos una intercesora más en el cielo”

 

La perla de hoy puede enlazar perfectamente con el salmo de ayer. “El Señor es mi pastor, nada me falta”. Y creo que la M. Cándida repetiría esta frase muchas veces y en diferentes ocasiones según su estado de ánimo. Sobre todo, en momentos difíciles donde la voz del Señor es tan necesaria. Y viene bien hacer este ejercicio, y viene bien recordar cuando lo hemos hecho, y viene bien descubrir que siempre viene bien. Y por supuesto, viene bien decirlo hoy en voz alta o baja, no importa la potencia porque Dios tiene buen oído.

 

Me quedo con ese “no sé qué” que dice la M. Cándida cuando las cosas de Dios no se entienden muy bien con nuestras herramientas, con nuestra razón. Dice mucho esa expresión cuando no sabemos identificar lo que nos está pasando, cuando vemos que llevamos algo por dentro y no sabemos qué es, es algo nuevo o diferente que nos tiene atentos y preocupados. Es algo que supera lo físico y que necesitas darle una respuesta. Alguien lo llamó vocación, otros lo denominaron llamada, quizá otros lo identificaron con preocupación, y así infinidad de palabras. Pero hay una que define lo que puede significar esas palabras de la M. Cándida, ese “no sé qué”, y la respuesta es Dios, sin más vueltas. Cuando alguien siente en su corazón un “no sé qué” diferente, es Dios que está revoloteando cerca. Cuando el corazón se remueve, es Dios que intenta conectar. Ahora queda saber qué hacemos con eso, cómo respondemos.

 

Y en el caso de la perla de hoy, es Dios quien pone en la boca de la M. Cándida las palabras que responden a ese “no sé qué” concreto: presencia de Dios, intercesora más en el cielo. Es ver en las dificultades cómo Dios sugiere la respuesta, cómo si buscas, encuentras, cómo si llamas, responde. Dios es respuesta libre a nuestros interrogantes por duros que sean.

 

Recuerdo el reto de mayo de ser acogedores con los demás, de abrir los brazos a las necesidades que nuestros ojos descubran, de confiar, de descubrir ese “no sé qué” que haga que mis tripas se remuevan y que generen acciones confiadas y generosas.

 

Redescubro, desde esta nueva perspectiva de “siento en mi corazón un no sé qué” algunos momentos de mi vida, buenos y malos, donde Dios ha sido respuesta a mis llamadas, y donde, incluso, ha sido respuesta a mis no llamadas. Y no me queda más, que agradecer lo recibido e intentar aprender sin olvidar.

 

Agradezco también las imágenes recibidas de María para las perlas de este mes. Aún se pueden enviar algunas. Gracias. Hoy acompaña a la perla la imagen de María que hay en el Colegio Virgen Blanca de Granada. Gracias Pepita.