PERLA ESCONDIDA EN LA CARTA Nº 353

Carta nº 353     junio 1908

“Hoy nada más le digo que le prohíbo a usted que llame a las Madres y Hermanas, como hace todos los meses, para que le den cuenta, pues ya sabe usted lo que manda el decreto del Papa.”

Uffff. Vaya forma de decir claro, lo que quiere decir. La M. Cándida tiene el deber de corregir lo que se sale de la forma de entender este servicio. Y lo mejor es, con mucho cariño, sin necesidad de buscar herir, decir las cosas claras y de forma que el que las escucha, las entienda.

No deja de sorprenderme esta forma de reprender. Pero creo que, para que la M. Cándida, a sus 63 años, y con todo lo vivido, sea capaz de escribir estas palabras tenía que tenerlo muy claro tanto la forma como el fondo. Hay veces que se confunde la franqueza con la falta de educación, e incluso hay veces que se excusa detrás del lugar de nacimiento o la forma de ser.  Creo que la sinceridad y la franqueza no van reñidas con la buena educación y el cariño.

De la misma manera que Jesús lo tenía claro cuando se encontró con el ciego de Siloé. Tenía claro que esa situación no era la buena y se acercó, como tantas veces y a tantas personas, como se acerca hoy también; se acercó y se acerca para mejorar a la persona. Como se acerca a todas las familias que tienen una situación de necesidad.  Ayer tuvimos una experiencia de encuentro de Dios con Adrián. Muchos dirán ¿Quién es Adrián? Lo mejor es buscarlo en internet “la lucha de Adrían”. Un alumno de Santa María de la Paz de 4 años por el que ayer hicimos la III Carrera Solidaria del Colegio para ayudar a su familia a superar las dificultades que supone los desplazamientos, la estancia lejos de casa y todo lo que necesita. Y ayer hablamos claro y alto, y dijimos que no olvidamos a nadie, que, en la medida que podemos y con todos los errores que cometemos, no olvidamos que está en nuestro ADN el ser solidarios, el ser fraternos con quien nos necesita.  Teníamos un adn “J” que unido a “FEC” es una maravilla.

Y no olvido a Ana, nuestra Ana.

Los dos nos dan ejemplo de lucha, de pelear por conseguir los sueños, de saber que el día a día es duro, pero a la vez importante, el descubrir que cualquier avance, por minúsculo que sea, es una razón para seguir. Esto es también ser Iglesia, esa misma Iglesia a la que se le dan tantos varapalos (algunos merecidos) y a la que pertenecemos, como pertenecemos a una familia y no renegamos de ella porque haya un elemento desagradable. No nos cambiamos el apellido porque un familiar sea una de esas personas que nos levantan sentimientos desagradables. Lo cual no quieta hablar claro, corregir y apoyar.

Hoy es de esos días que me falta espacio para poder expresar el torrente de sentimientos que tengo. Para agradecer las inmensas muestras de cariño que he recibido tras el incendio del Colegio la semana pasada. Para decir que nunca, en ningún momento, nos hemos sentido solos. Para descubrir que lo que hay en nuestros papeles escrito, simplemente, es verdad. Que los valores existen y se demuestran en estos momentos de una forma especial

Gracias Adrián, gracias Ana, por vuestra lucha, por vuestro ejemplo, que hace que intentemos ser mejores personas.