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PERLA ESCONDIDA EN LA CARTA Nº 335

Carta nº 335     Julio 1907

“…trab335ajando con mucho fervor y celo, … dando mucha gloria a Dios”

 

Hay muchas formas de trabajar y muchas formas de entender el trabajo. Pero hoy se nos presenta una de esas que hace que tu vida tenga otro brío.

Trabajar con fervor es trabajar desde una energía diferente, es encontrar el origen de un entusiasmo especial es, en definitiva, descubrir que existe un estado de ánimo (desde la fe) que te lleva a actuar de una forma determinada. Pero hay fervor si hay interior. Muchas veces he pensado eso del interior y eso del ser y creo que, si el hacer no está anclado en el ser, al final es algo superficial y poco duradero, algo que volará y te quedarás sin nada. Lo mismo que el falso fervor, si no está anclado en algo eterno, en algo importante, será como un cohete que alumbra y aturde, pero pasa rápido.

La M. Cándida anima a trabajar con fervor, con entusiasmo, con sentimiento de alegría. Y además con celo, con ese cuidado exquisito, con ese interés especial porque todo salga, lo mejor que sepamos hacer.

Pues bien, si lo anterior es importante, hay algo que lo supera y es la meta de ese fervor y de ese celo: dar gloria a Dios, es decir, hacerlo por Dios. Y eso significa anteponer a nuestros deseos, los del Evangelio, tener esa brújula que “alumbra” nuestras acciones.

La M. Cándida era de dar mucha gloria a Dios y ya estamos en 1907, su obra está creciendo a pasos grandes, los colegios van sumando, aunque las preocupaciones también. Todavía le quedan muchas cosas por hacer, muchos sueños que tardarán unos años, pero siempre dando gloria a Dios, siempre encontrando la razón de su ser y de su hacer.

Hoy nos diría, ante tantos cambios que agotan, ante tanta incertidumbre, nos diría que no perdamos en fervor en ese día a día, que hagamos las cosas con celo, porque nuestros alumnos lo necesitan, porque ahí es donde nos jugamos toda nuestra acción. Hay veces que pienso que se confunden las herramientas, los medios con el fin. Y eso sí que es preocupante.

Demos gloria a Dios en nuestras vidas y con nuestras vidas. Y pidamos que el Señor se acuerde de nosotros porque la vida es larga y el camino es duro.