El Santo Padre ha hablado del «perdón como motor de nuestra esperanza» y ha afirmado que «Jesús, en el Evangelio, con corazón misericordioso, se conmueve ante el dolor de los que sufren y sale al encuentro de los pecadores».
Del mismo modo, el Pontífice ha recordado en la sala Pablo VI, donde se ha celebrado la audiencia, que «la cercanía del Señor hacia los descartados, especialmente hacia los pecadores, recibió las críticas de sus coetáneos, que lo tacharon de blasfemo por arrogarse el poder de perdonar pecados». Ante esta incomprensión, ha señalado, «el Hijo de Dios murió en la cruz para perdonar nuestras faltas y para que podamos ser auténticamente». libres”.
Experimentar el perdón de Dios
Francisco ha explicado que «la Iglesia no se formó por hombres intachables», sino por «personas que pudieron experimentar el perdón de Dios». Así, ha puesto varios ejemplos: «Pedro aprendió más de sí mismo cuando cayó en la cuenta, al cantar el gallo, de que había renegado a su Maestro, que cuando se mostraba superior a los demás con sus ímpetus y formas espontáneas». También Mateo, Zaqueo y la Samaritana, ha recordado, que «pese a sus fallos, recibieron del Señor la esperanza de una nueva vida al servicio del prójimo».
Al terminar de exponer la catequesis, el Papa ha exhortado a los fieles de lengua española a ser «testigos de ese amor en medio de los hermanos» y «anunciadores de la misericordia que el Señor no niega a nadie».
Francisco ha saludado a los fieles de lengua hispana, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica, y con alegría ha dicho: «¡Veo que hay españoles, panameños, mexicanos, chilenos, colombianos. ¡Cuántos latinoamericanos hay hoy!».