«Nuestras palabras nunca antes significaron tan poco y nuestros pensamientos salen por nuestra boca sin filtro ninguno amparados, a veces, por el anonimato de las redes», es la reflexión de nuestro colaborador Pablo Martín para la edición de nuestro capítulo número 11 de esta semana. Dale play y conecta en nuestros canales de IVOOX y Spotify.
Texto:
«Vivimos en un mundo verborreico. Lleno de palabras, de tuits, de líneas… Nunca antes fue tan fácil publicar un libro o participar de un foro público con tu opinión. Nunca fue tan sencillo hacerse notar, sentir que decenas, cientos o miles de personas parecen prestar atención a lo que uno dice.
También este es un mundo lleno de vacuidad y falta de sentido. De desesperanza y de tristeza. Nuestras palabras nunca antes significaron tan poco y nuestros pensamientos salen por nuestra boca sin filtro ninguno amparados, a veces, por el anonimato de las redes.
Existen, ahí fuera, millones de personas que buscan incesantemente un aliento. Y hay, también aquí dentro, un buen número de personas con algo que decir. Gente con mensaje, con criterio, con experiencia y esperanza que, sin embargo, temen exponerse a hablar. Por miedo, por vergüenza, por inseguridad.
¿Quién quiere una linterna apagada en la noche oscura? ¿De qué vale una moneda enterrada en una maceta? ¿No vale la pena romper las resistencias propias y ajenas? ¿No somos más útiles llevando el mensaje de que hay algo, alguien, que nos libera y nos acompaña?
¿Por qué no intentarlo? ¡Ánimo!, que hay camino y los constructores de puentes no descansan.»
Pablo Martín