El cierre de la Puerta Santa de la Catedral de Santiago ha puesto hoy el broche final a los actos de celebración del Año de la Misericordia, justo una semana antes de que el Papa Francisco repita el mismo gesto en la Puerta Santa de la basílica de San Pedro en el Vaticano.
Tras una procesión litúrgica desde la Puerta de Platerías y a través de la plaza de la Quintana, los sacerdotes que participaron en el acto religioso accedieron a la catedral de Santiago, que preside la Plaza del Obradoiro, por la Puerta de la Misericordia, siendo el Arzobispo, Julián Barrio, el último en atravesarla y el encargado de cerrarla.
Desde fuera del templo eran numerosos los turistas que inmortalizaban un momento tan poco usual como el cierre de la Puerta en un año declarado no jubilar.
Una vez en el interior de la Catedral, el Arzobispo ha presidido en el Altar Mayor la solemne celebración eucarística de Acción de Gracias, que finalizó con el canto mariano del Magnificat y el funcionamiento del Botafumeiro.
De este modo el arzobispo compostelano, Julián Barrio, ha cerrado la Puerta once meses después de que de manera extraordinaria, para celebrar el Jubileo de la Misericordia convocado por el Papa Francisco, se abriese el pasado diciembre.