Una de las palabras clave de la vida religiosa en los últimos años, además de la misión compartida, es la intercongregacionalidad. O lo que es lo mismo, que varias congregaciones decidan sumar sus capacidades y servir mejor así a la sociedad. De hecho, la CONFER lleva tiempo trabajando en este sentido con resultados ya cuantificables: una jornada para compartir experiencias a la que acudieron más de 50 personas de 34 congregaciones religiosas. Y una nueva realidad, CONFER intercongregacional, un equipo dependiente de la Secretaría General que prestará asesoramiento, intercambio de propuestas, comunicación e información de proyectos que vayan surgiendo, así como acompañamiento en procesos de discernimiento común en el ámbito social. «Tenemos la certeza de que juntos y en comunión podremos acercarnos con más realidad a las periferias existenciales de nuestros días, que claman una respuesta evangélica», se puede leer en un artículo en el último número de la Revista CONFER, que firman dos de los miembros del equipo, el jesuita Alberto Ares y la esclava del Sagrado Corazón de Jesús María José Tuñón.
En ese mismo artículo se dan algunas claves de esta renovada apuesta, que encuentra sostén en el Papa Francisco. Cuando dice en Evangelii gaudium que los fundadores y los carismas «no son un patrimonio cerrado» y que el modelo es el «poliedro, que refleja la confluencia de todas las partes que en él conservan su originalidad». O en el último mensaje de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, en la que critica duramente la actitud de supervivencia, que «nos vuelve reaccionarios, miedosos, nos va encerrando lenta y silenciosamente en nuestras casas y en nuestros esquemas. Nos proyecta hacia atrás»; todo lo contrario a la intercongregacionalidad.
En España, esta apuesta ya no tiene vuelta atrás. Según destaca a este semanario Alberto Ares, los proyectos entre congregaciones han crecido en los últimos años. «Se han ido reforzando e intensificando la colaboración. En algunos casos, se han sumado más entidades religiosas que han pasado a potenciar el trabajo misional y de suma de capacidades», añade.
Uno de los denominadores comunes de este tipo de iniciativas en España es la acción social. La mayoría de los proyectos van en este sentido, a excepción de algunos, pocos, que tienen que ver con el cuidado de religiosos mayores.