JESÚS en toda su vida mantiene una relación muy especial, filial, con su PADRE DIOS. Subía al monte Él sólo, y se pasaba la noche en oración. Otras veces, de madrugada; otras, al filo de la vida, en expresiones espontáneas, delante de toda la gente hablaba con Él. Le agradecía o pedía ayuda., ns enseñaba cómo era Dios, a veces en parábolas, para que le atisbáramos un poco.
Situaciones culminantes son la llamada “oración sacerdotal”, que recogió Juan; o la oración de Getsemaní, que nos dicen los sinópticos. Estaba en constante relación con ÉL. Pero también en tiempos especiales, dedicados expresamente. Todo Él, para Él sólo. Tanto, que sus discípulos se asombran, se cuestionan; le piden que les enseñe a orar: a relacionarse con Dios.
Jesús, había aprendido a rezar en el halda de su madre; y al compás de los martillazos y olor de virutas y chirloras de madera, recién garlopadas en el taller de su padre. José le había recitado tantas veces: SHEMÁ YISRAEL ADONAI ELOEINU…
“Escucha Israel, Adonai es nuestro Dios…amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón…y estas palabras que yo te mando hoy, estarán en tu corazón…y las repetirás a tus hijos…”
Todos los sábados acompañaba a su padre José a la sinagoga. Con doce años, había subido al gran Templo, a Jerusalén y en la caravana retozaría y brincaría con los demás chavales al compás del salmo: ”Qué alegría cuando me dijeron: vamos a la casa del Señor, ya están pisando nuestros pies tus umbrales, Jerusalén!”
Se quedó allí: unos días, “en las cosas de su Padre», y se llevó una reprimenda de su madre, ¡menudo susto les había dado!
Intentamos pues, vislumbrar cómo rezaban en familia, esta joven pareja MARÍA y JOSÉ. Y JESÚS, que lleva ya la iniciativa, apunta dimensiones muy personales; no le llama ADONAI…sino ABBÁ:
PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN LOS CIELOS
y María al sentirle PADRE, que está en los cielos; EL QUE ES… YHWH, pero que es PADRE de todos; y la gran fraternidad humana que suponía esta declaración; y que Jesús se ponía de nuestra parte como hermano mayor… Asombrada, prorrumpía en gozosa adoración: ¡MI ALMA CANTA LA GRANDEZA DEL SEÑOR!
Y José, recordaba la teofanía de Mambré: YHWH «YO SOY»…que no se podía pronunciar, tanto era el respeto reverencial… y otros nombres: Adonai, Elohim, Jehová…el Dios del Sinaí y del desierto…
PERO Jesús LE había llamado ABBÁ. Y recordaba los vagidos y balbuceos de Jesús niño … cuando le llamaba a él, ¡abbá… abbá…abbá!
Y le brillaban los ojos en lágrimas… y sentía hondo… y nada decía.