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PERLA ESCONDIDA EN LA CARTA Nº 412

Carta nº 412     Mayo 1911

“Dios se lo pague todo, pues me sirvieron de mucho consuelo (cartas) para mi corazón y vertí algunas lágrimas de alegría”

No podía empezar un nuevo curso con mejores palabras que las que la Madre Cándida utilizó en su carta de mayo de 1911. Concretamente con esta perla escondida en ella.

Dios pague a todos los que aquel junio de 2003 pensaron que podía ser el primer director laico del colegio de Jesuitinas de Murcia. Dios se lo pague, pues ha sido una etapa especial en mi vida. He tenido la oportunidad de realizar este servicio desde una perspectiva distinta, desde una responsabilidad distinta, sin perder de ser familia, intentando mantener aquello que me enseñaron y, a la vez, impulsar lo nuevo que era necesario.  Por eso hoy verteré lágrimas de alegría al recordar tantos años, por eso aprenderé senderos nuevos dentro del colegio y espacios nuevos, pero siempre con la ilusión de un nuevo comienzo, de una nueva oportunidad de crecer, con la alegría con la que hay que vivir esta vida.

Descubro que las palabras pueden servir de mucho consuelo, por eso debemos intentar que nuestras palabras sean de auténtico consuelo para quienes las escuchen, pero sabiendo que es el corazón el que tiene que mandar nuestro hacer y desde ahí podemos hacer grandes obras, como también podemos hacer tantas otras no tan buenas como nos decía el evangelio de ayer.

Quiero dar la bienvenida a la nueva Fundación Educativa Jesuitinas, que hoy empieza oficialmente su andadura. Deseo lo mejor en su tarea de seguir lo iniciado allá por 1871. Es un reto importante, pero con identidad propia. Todo mi apoyo y mi ánimo en esta aventura.

Es un buen momento para que seamos agradecidos con aquellos que nos han ayudado a ser lo que somos, aunque haya sido diciendo algo que no nos gustase mucho, pero de lo que aprendimos. También agradeciendo a aquellos que nos dieron animo en esos momentos difíciles donde de verdad se agradece ese apoyo. Y como hoy es un día de reencuentros, quizá es un buen momento para hacerlo, para con ese saludo inicial, dar las gracias. Por eso, desde aquí, Dios pague con bendiciones a todas aquellas personas que me han ayudado y que me siguen ayudando a descubrir qué es lo que puedo hacer.

Cuando las palabras sirven de consuelo para el corazón es que son palabras auténticas. Gracias Madre Cándida.

Feliz curso 2018-2019 a todos.

Antonio Grau

Murcia

Lee aquí la carta 412 de la Madre Cándida