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Desde la clausura: «Con solo el trabajo no nos da para vivir, pero confiando en Dios todo es más fácil»

En la calle General Aranaz, muy cerca de la calle Arturo Soria, en Madrid, se levanta desde 1959 el convento de Santa Ana y San José. Sin embargo, las carmelitas de esta comunidad llevan en Madrid desde 1586. «Fue una de las fundaciones más deseadas por santa Teresa de Jesús, pero el obispo de entonces no la dejaba fundar en Madrid, hasta que al final dio su permiso cuando vio que avanzaba su proceso de canonización», explica la madre Milagros, priora del convento.

A la fundación acudieron entonces carmelitas ilustres como Ana de Jesús o el mismo san Juan de la Cruz. Entonces, la comunidad ocupó el solar donde hoy se encuentra la plaza de Santa Ana, y en estos siglos han tenido que ir cambiando de lugar en varias ocasiones, hasta su emplazamiento actual.

Generaciones y generaciones de monjas han ido llevando una vida de comunidad austera y sin adornos, centrada en la penitencia y en la oración por las necesidades de todas las personas que se acercan a pedir por alguna intención. En la actualidad son nueve hermanas, que dedican sus días a la oración y al trabajo. «Tenemos una pequeña huerta y también elaboramos mermelada, membrillo, galletas y dulces que luego vendemos en el torno. Y también hacemos bordados que nos encargan para vestir a una Virgen, para un traje de Primera Comunión o un bautizo…».

«Nosotras vivimos muy austeramente, con lo mínimo. Con solo el trabajo no nos da para vivir; completamos lo necesario con las pensiones de las hermanas más mayores y con la generosidad de la gente», explica la priora.

Hace poco tuvieron que afrontar los gastos de una inspección del edificio que resultó desfavorable, «pero hay mucha gente buena que nos ayuda», cuenta la madre Milagros. «Ha habido otras épocas en que necesitábamos telas para ropa, pero siempre hemos palpado la providencia de Dios, porque te llega una pieza o una limosna para comprarla. Si vives austeramente y confías en la providencia, al final tienes todo lo necesario para vivir».

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