Desde la clausura: «Con solo el trabajo no nos da para vivir, pero confiando en Dios todo es más fácil»
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OlloBoi y REC-CURTA
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PERLA ESCONDIDA EN LA CARTA 364

Carta nº 364     Aproximadamente octubre 1908

 

“Bendito sea Dios que tanto nos ama”

 

Querida M. Cándida, una vez más, gracias por esta perla, gracias por esta frase que encierra tanto. Es otra de esas frases que deberían estar por las paredes de los colegios, porque habla de Dios y porque habla de amor, y cualquiera de estas dos palabras son fáciles de explicar a cualquier alumno que pregunte sobre su significado o sobre su autora.

 

Bendecir a Dios por su amor es una costumbre que nunca deberíamos perder, es una de esas frases cortas que deberíamos tener presente como un mantra de amor y agradecimiento. Porque si hay algo cierto, es que Dios nos ama y nos cuida. Y lo mejor de todo que lo hace como Padre. Es un buen momento para admirar a esos padres de su primer hijo y ver cómo lo quiere, como su amor supera kilómetros y sueño, como cualquier gesto sólo provoca amor infinito. Pues así es Dios con todos nosotros, como ese Padre bueno que siempre está ahí, que siempre espera.

 

Después de Pentecostés, vivimos la Trinidad y esperamos el Corpus. Cada una de estas celebraciones nos hablan de amor. Quizá alguna más entendible que otras, pero en el fondo, sólo halan de amor. De ese Dios que nunca nos abandona, que siempre está a nuestro lado. Estas fiestas son buenas ocasiones para bendecir a Dios, para decirle que sabemos que nos quiere y que estamos dispuestos a quererle y a ser sus testigos allá donde estemos.

 

Bendecir a Dios es ponerlo por bandera de nuestra vida, es, como decía en la perla de la semana pasada, mirar al cielo para agradecer.

 

Hoy propongo seguir mirando al cielo para bendecir, para bien decir, para que nuestras palabras hablen de verdad y amor. Para que cuidemos el lenguaje e intentemos suavizarlo un poco y no dejarnos llevar por los nervios o por la tensión del momento que podamos estar viviendo.

 

Cada día, como cada cielo, nos da nuevas oportunidades, siempre es nuevo. Sólo hay que aprovecharlas y tener la valentía de ponerlas en marcha.

 

Hoy miro al cielo y bendigo a Dios porque no se cansa de amarme a pesar de lo torpe que pueda llegar a ser. Y aprovecho para pedirle luz para el martes ( Él ya sabe de lo que hablamos).