En un fragmento del documento preparatorio del sínodo de los obispos sobre «Los jóvenes, la fe y discernimiento vocacional», nos habla de la importancia del acompañamiento y estar formados para ello:
«En la base de discernimiento podemos identificar tres convicciones, muy arraigadas en la experiencia de cada ser humano releída a la luz de la fe y de la tradición cristiana. La primera es que el Espíritu de Dios actúa en el corazón de cada hombre y de cada mujer a través de sentimientos y deseos que se conectan a ideas, imágenes y proyectos. Escuchando con atención, el ser humano tiene la posibilidad de interpretar estas señales. La segunda convicción es que el corazón humano debido a su debilidad y al pecado, se presenta normalmente divido a causa de la atracción de reclamos diferentes, o incluso opuestos. La tercera convicción es que, en cualquier caso, el camino de la vida impone decidir, porque no se puede permanecer indefinidamente en la indeterminación. Pero es necesario dotarse de los instrumentos para reconocer la llamada del Señor a la alegría del amor y elegir responder a ella. Entre estos instrumentos, la tradición espiritual destaca la importancia del acompañamiento personal. Para acompañar a otra persona no basta estudiar la teoría del discernimiento; es necesario tener la experiencia personal en interpretar los movimientos del corazón para reconocer la acción del Espíritu, cuya voz sabe hablar a la singularidad de cada uno. El acompañamiento personal exige refinar continuamente la propia sensibilidad a la voz del Espíritu y conduce a descubrir en las peculiaridades personales un recurso y una riqueza.»
El próximo Julio comienza una nueva edición del programa Monte Carmelo #Acompañamiento Pastoral con Jóvenes y Pastoral Social. Sintonizo mucho con el enfoque de acompañamiento integral de @EquipoRuaj . Es una formación donde se posibilita la experiencia de acompañar y ser acompañados. También es una experiencia eclesial profunda y alentadora.
Si acompañas a jóvenes… ¡ANÍMATE!