Pan partido y repartido.
Es lo que da sabor a la vida.
¿De qué te sirve el mejor de los manjares si lo comes sola?
Pan partido y repartido.
Es lo que invita a compartir la vida.
¿De qué te sirve tenerlo todo si no tienes con quien?
Pan partido y repartido.
Es lo que mejor sabe en medio del camino.
¿De qué te sirve llegar muy lejos si llegas sola?
Pan partido y repartido.
Es lo que nos hermana y humaniza, alienta y alimenta, une y unifica…
¿De qué te sirve vivir cómoda si no disfrutas en compañía?
Y no hay más. Y tampoco menos. Porque en el pan que se parte está todo el universo; en su mismidad se encierra el milagro de la universalidad. Y en él encontramos nuestra esencia, nuestra identidad profunda, lo que nos hacer ser para Él, para los demás.
¿Gustas?
Beatriz Neff
@beatrizneff