Carta nº 470 Julio 1912
“…Jesús, a quien debemos imitar como a nuestro fiel modelo; enseñando más con el ejemplo, como Él lo hacía”
Hoy nos encontramos con dos sencillas lecciones de la M. Cándida a mitad de octubre. Dos indicaciones ante las dudas o despistes que la vida puede plantear. Dos luces que alumbran, en alguna ocasión, esos momentos de oscuridad o penumbra: Una es descubrir a Jesús como modelo y la segunda es enseñar con el ejemplo.
Descubrir a Jesús como modelo es acertar, es seguir a quien nunca falla y saber que ese seguimiento te lleva a ser feliz, y, además, lleva a que otros sean también felices. La M. Cándida sabía que durante el camino aparecen diferentes modelos a seguir y sabía que los cantos de sirenas son una realidad, pero también sabía que todos los modelos son efímeros, temporales. Y sabía perfectamente que el único modelo por el que merece la pena arriesgar tu vida es Jesús. Así se lo decía a sus hermanas, así les pedía que lo hicieran. Siempre Jesús en el centro de su vida. Siempre referencia fiel en el camino.
Enseñar con el ejemplo es otro cantar. Pero tan importante como la primera lección. Sólo con palabras no basta. Si las palabras no están acompañadas de coherencia con lo que somos y vivimos, de poco sirven. Parole, parole, parole, decía una canción allá por los finales de la década de los 90. No puede ser con tan solo palabras. La M. Cándida nos recuerda que hay que enseñar más con el ejemplo, pero incide en algo fundamental, siguiendo el ejemplo de Jesús, haciendo como el hacía. O por lo menos intentarlo.
Y en este camino de modelo y de ejemplo tenemos que ser como el leproso que volvió a darle las gracias a Jesús. Tenemos que ser agradecidos por saber cuál es la dirección de nuestros pasos y confiar en su misericordia cuando esos pasos no vayan por el camino correcto. Siempre podremos volver. Siempre nos encontraremos con un abrazo de perdón porque Jesús no deja a nadie fuera. Quiero compartir lo que me ha ocurrido al escuchar la segunda lectura. Ha sido algo muy hondo que me ha llevado a mi juventud y a compartir un pensamiento con Manolita, mi esposa. Me ha brotado una canción titulada: “Acuérdate de Jesucristo”. La he escuchado varias veces. Le he pedido que, si me voy antes que ella, la ponga en el momento de la despedida, en la eucaristía del encuentro con Dios. Y me ha servido para compartir que hay un texto que me encanta para ese momento también. Se titula “Si me voy antes que tú”. Me encanta y me pareció lleno de esperanza y alegría. Lo leí en la página 62 del libro que otras veces he mencionado: Diez virtudes para vivir con humanidad, de Carlos Díaz.
Seamos personas que hablen con el ejemplo, seamos personas que descubramos en Jesús el modelo por el que merece la pena seguir, levantarse, volver a confiar, recuperar una actitud de vida y vivir con ella. Muchas veces es la actitud la que nos condiciona y es cuando tenemos que mirar al modelo que nos da esperanza y razones para seguir haciendo el camino. Jesús siempre acompaña, siempre anima, siempre está. Y tenemos la suerte de que algunas personas, como la M. Cándida, nos marcan con su vida cual es el auténtico modelo. Ahora nos toca a nosotros.
Seamos personas que buscan el encuentro con Jesús y dan las gracias por lo recibido.