Tus miedos y tú
10 mayo, 2019
Una vida con sentido(s): Te toca…
15 mayo, 2019

PERLA ESCONDIDA EN LA CARTA Nº 448

Carta nº 448      Febrero 1912

 

“Escriben también algo en portugués. No podemos menos que dar gracias a Dios por tantos beneficios como nos hace”

 

“El trece de mayo la Virgen María bajó de los cielos a Cova de Iria”, así resuena en mi corazón aquella canción que aprendí de niño. Tengo que decir que todavía hoy me atrevo a cantarla sin ningún problema, unas veces suave y otras a pleno pulmón. Hoy es trece de mayo y hoy también la Madre Cándida se quiere hacer presente de esa forma especial como ella es capaz de hacerlo. Siempre dando gracias por todo lo recibido, siempre sabiendo quien es y de quien se ha fiado. Pero hoy hasta coincide el idioma. La Madre Cándida comenta como novedad que algo escriben las hermanas en portugués, y precisamente hoy la vida nos lleva a Portugal, a ese pequeño pueblo donde se venera a María bajo la advocación de la Virgen de Fátima. Seguimos con las coincidencias de Dios, con las casualidades de la vida y por eso también tenemos razones para seguir dando gracias.

Habitualmente damos gracias cuando estamos satisfechos con la vida, cuando lo planificado coincide con lo hecho, cuando sentimos que tenemos motivos. Pero hoy quiero, especialmente, dar gracias por todos los beneficios que Dios hace a los que más quiero. Doy gracias por todo lo bueno que me rodea, pero sobre todo por la familia. Una vez más se convierte en ese escalón de apoyo para seguir dando pasos cuando las fuerzas parece que no responden. Siempre adelante, siempre unidos. Con eso ya tenemos ganado el siguiente escalón. Sé que hay que medir las fuerzas, también sé que los compromisos llevan a no medir las fuerzas y entregarte con todo lo que eres, pero cuando las fuerzas flaquean hay mucho que hacer. Lo primero recuperar esas fuerzas para poder ser quien eres, después seguir caminando con lo aprendido, porque así se crece y así el árbol se hace más fuerte.

Me uno al evangelio de ayer para decir, con Juan, que Dios es mi Pastor, que me siento agradecido por contar con Dios para cuidarme, para enjugar las lágrimas de mis ojos, por saberme en sus manos. Porque, sencillamente, así tengo la certeza de que todo se superará, que algunas lágrimas se convertirán en sonrisas que hagan valorar lo que la vida ofrece. Porque esas lágrimas sólo abren caminos para seguir avanzando y disfrutando de lo que tenemos. Y esto es motivo más que suficiente para dar gracias.

Mayo viene acompañado de María y María viene dando ejemplo, con su vida, de cómo se superan momentos felices y momentos de dolor. Y nos dice que hay una manera de superarlos: mirando la luz y mirando la cruz. Ella sabía y sabe, que no hay nada que pueda superar lo que Dios nos trajo y lo que nos ofrece todos los días. Somos luz siempre, somos nuestra luz, pero somos luz de Dios y este tipo de luz siempre está, siempre; incluso cuando no la veamos. Está como el sol por la noche, sencillamente está.

Nos queda medio mes de mayo. Busquemos la luz, seamos luz aún cuando tengamos momentos de parón. Pero con luz. Hay veces que para crecer es necesario descubrir nuestra fragilidad, pero es un gran momento para descubrir que Dios nos quiere, nos cuida, nos protege y que la familia, muchas veces, es su instrumento. Ánimo.

Antonio Grau

Murcia

Lee aquí la carta 448 de la Madre Cándida