“aproveche el tiempo bien, porque vale una eternidad”
Arrancamos el mes de mayo con otra de esas perlas de la Madre Cándida que deberían estar escritas en letras grandes, escrita en el mes de enero de 1912 (con un año entero por delante y que ella no acabaría). Es una de esas perlas que te hacen parar, leer, releer, pensar y decidir hacer algo con nuestro tiempo. Hoy hablamos de aprovechar el tiempo, de aprovecharlo bien porque vale una eternidad. Es parecida a alguna de esas frases que escuchamos algunas veces en esos momentos tristes y dolorosos en cualquier tanatorio cuando visitas a algún familiar o amigo. En esos momentos caes en la cuenta de lo que es la vida y de cómo aprovechamos el tiempo y en qué lo empleamos. Y casi siempre llegamos a un acuerdo: hay que aprovechar el tiempo que la vida nos da. El problema es que se nos olvida con el paso de los días y volvemos a caer en lo que no queremos, y volvemos a desaprovechar ese tiempo.
Hablando de aprovechar el tiempo, algo así hizo Jesús en la historia que ayer nos contaba el evangelio de Juan. Nos dijo que el tiempo empleado en el trabajo es importante y necesario, pero que, a veces, cuando las cosas no salen bien o no salen como nosotros queremos, es cuando Dios va a nuestro encuentro y nos pide que confiemos en su palabra. Ahí es donde entra nuestra decisión de hacerle caso o seguir con lo que pensamos. Los discípulos, cansados y hartos de intentarlo, deciden hacerle caso. Siempre hay otra oportunidad y Dios siempre está ahí. Es el momento de hacerle caso y volver a faenar, desde nuestro trabajo, desde nuestro cansancio, pero con la firmeza de aquellos discípulos que no se arrugaron frente al Sanedrín y les dijeron claramente que hay que obedecer a Dios, antes que a los hombres, que nunca dejarían de ser sus testigos, de anunciar al que les había cambiado su vida y les había dado un nuevo sentido a su tiempo.
Sigo hablando de tiempo y quiero agradecer el compromiso, disponibilidad y opción de servicio de la nueva General de las Hijas de Jesús y de las cuatro consejeras que juntas, forman el equipo de mujeres que van a llevar el rumbo de la Congregación durante los próximos seis años. Gracias Graciela y gracias Teresa Li, Sonia, Teresa Pinto y Thelma. También mi agradecimiento a todas las Hijas de Jesús que han estado en Roma celebrando y eligiendo a estas hermanas. Y por supuesto a todas las personas que con la oración hemos acompañado este proceso. Que Dios ilumine vuestro nuevo servicio a la Congregación y a la Iglesia. Seguro que aprovecharán bien el tiempo para mayor gloria de Dios, ese tiempo que vale una eternidad.
Es tiempo de Pascua, tiempo de alegría y tiempo para acordarnos de María, nuestra Madre. Mayo y María siempre han estado muy unidos. Hagamos que esta tradición siga siendo algo valioso. Que este mes lo aprovechemos para conocer más a María, para seguir sus pasos, para pedirle que nos cuide como Madre, como cuidó a Jesús como hijo. Y así, especialmente en sus manos, podamos ser auténticos testigos de Jesús resucitado que vive entre nosotros y nunca nos abandona, que nos da siempre nuevas oportunidades para volver a echar la red a pesar del cansancio. Que este mes de mayo sea un mes especial mariano y lo podamos celebrar y cerrar con ese viernes 31 donde celebraremos el nacimiento de nuestra querida Madre Cándida.
No somos testigos de un muerto, y hay veces que con nuestra cara y nuestra vida así lo parece. Seamos testigos de Jesús resucitado y aprovechemos bien el tiempo, porque vale una …
Antonio Grau
Murcia