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Los constructores de puentes

Los constructores de puentes son un grupo reducido de personas. No hacen ruido, los constructores de puentes. Van todos los días a bregar bajo la tormenta recia o bajo el sol que, para ellos, es siempre de Justicia.

Los constructores de puentes siempre son los mismos. A veces alguno de ellos hace una incursión al bando opuesto y destruye algunos metros construidos. Tampoco ellos son perfectos.

Los constructores de puentes son estrictamente necesarios. Si no existieran, nadie cruzaría los ríos de odio, mofa o indiferencia que surcan el país. Los constructores de puentes se enfrentan a la dinamita y a la metralla con la paciencia de quien nunca tuvo prisa.

Los constructores de puentes tienen la virtud de dar un paso atrás cuando las palabras no consiguen el acuerdo, pero no flaquean. Cuando el temporal amaina y los artilleros han derribado los puentes, vuelven manos a la obra sin una sola queja o reproche en la mirada. No se dejan llevar por su miedo o por su ira: se arremangan y tienden uno nuevo. Aunque sea de cuerda entrelazada.

Así son ellos, los constructores de puentes. Ojalá hubiera muchos, pero son un grupo reducido de personas que caminan entre los indiferentes y los virulentos.

No les importa. Ellos, los constructores de puentes, siempre tienen ganas de seguir construyendo.

Pablo M. Ibáñez

@blitomi