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PERLA ESCONDIDA EN LA CARTA Nº 440

Carta nº 440      Diciembre 1911

 

“Recibí su carta soli, y, enterada de su contenido, digo que la perdono con todo mi corazón”

 

Una carta denominada soli es una carta del tipo de cartas reservadas o de conciencia. Cuando leí esta perla me quedé un poco pensativo sobre la diferencia con otras cartas. Por supuesto no conocemos el contenido de la carta que le envió a la Madre Cándida, solo sabemos que era de conciencia, algo muy personal e íntimo. Pero lo grande es la respuesta de la Madre Cándida a esta carta: la perdono con todo mi corazón, la perdono de verdad.

Y hoy es un buen día para el perdón, para sanar por dentro y no dejar que nada mine nuestro corazón. Sé que es difícil, sé que es delicado y sé que hay muchas razones complicadas para perdonar. Pero también sé que, si no actuamos y perdonamos, es como una carcoma que poco a poco va comiendo nuestra madera por dentro y aunque aparentemente estemos igual, por dentro estamos rotos, estamos llenos de serrín. Y poco a poco nos desmoronamos como madera, como personas. No hemos sido creados para el odio, aunque exista. O por lo menos no hemos sido creados para el odio eterno. Y lo digo desde la comprensión y el respeto de la dificultad de la persona para perdonar, de los miles de motivos para no pedir perdón.

Hace poco oí a una persona que tenía millones de razones para no perdonar y decía que, para seguir viviendo feliz, necesitaba perdonar. Comentaba y reconocía que era un perdón egoísta, pero que ese perdón le permitía disfrutar de lo que la vida le seguía ofreciendo. Ese es el perdón de no encerrarme en mi nube de rencor eterno y salir para seguir caminando, para seguir viendo que hay algo más, que merece la pena dar otro paso para que nada ni nadie me vaya arrastrando hacia atrás.

Hace mucho tiempo que cuando me preguntan de dónde soy, muchas veces he respondido que soy ciudadano del mundo, que me siento ciudadano de cualquier parte. Pero ayer escuché la carta que Pablo escribió a los filipenses y me resonó de una forma especial otra expresión parecida a la que comentaba. Se trata de “ciudadano del cielo”. Creo que a partir de ahora responderé más con esta expresión. Soy ciudadano del cielo. De la misma forma que es de agradecer los momentos de subida al monte, de nube y de todo lo que allí ocurrió, según nos cuenta Lucas en este segundo domingo de cuaresma que ayer celebramos. Es de agradecer y así lo debemos hacer, pero con la misma fuerza sabemos que, como ciudadanos del cielo, debemos bajar a lo cotidiano, a lo de cada día, allí donde estamos y hablar con nuestra vida de lo vivido en el monte.

Y, como ciudadanos del cielo, debemos perdonar de corazón para poder ser feliz. No hay otra. Debemos saber que estamos de pasada aquí y que no podemos olvidar cual es nuestro destino, nuestro feliz destino. Y trabajar para ello es nuestra labor, fuera de las tentaciones de construir tiendas ilusas.

El camino de cuaresma es camino de un perdón que nace del corazón y que me hace ser feliz.  Y comparto lo que hace unos días compartíamos con unas parejas de novios: el secreto de la vida es descubrir que la vaca no da leche. Lo dejo ahí para que podamos descubrir cómo acaba la historia.

Mañana es un día especial para todos los padres. Feliz día. Que san José, como buen padre que fue, nos ayude a ser buenos padres, a querer a nuestros hijos, a dejarles volar y a ser siempre acompañantes de su camino. Felicidades a todos los “Pepes y Pepas”.

Antonio Grau

Murcia

Lee aquí completa la carta 440 de la Madre Cándida