Hoy es víspera de Santa Águeda. Y como todos los años, en mi pueblo, se hace la procesión para traer a “la Santa” desde su ermita a la parroquia. Va muy acompañada y querida. El martes, después de la misa, vuelve a su ermita en romería. Son cosas de Dios que cada año se repiten e invitan a descubrir la virtud de quien acompañamos. De Santa Águeda descubrimos su fortaleza y fidelidad a Dios a pesar del martirio sufrido allá en Catania por el siglo III. Son las cosas de Dios que comentaba la Madre Cándida haciendo mención de la nueva Fundación de Brasil. Así son las cosas de Dios. Son esas cosas que se inician con dudas e incertidumbre y que conforme transcurren los días, vas descubriendo que son de Dios por cómo van y por el bien que hacen a los demás.
Tenemos que ser testigos fieles de las cosas de Dios y no podemos renunciar a anunciar aquello que creemos. Y si son de Dios, pues adelante; y si no son de Dios, que se caigan como torre de naipes, pues eso es lo mejor. La nueva Fundación empezó bien y sigue hasta nuestros días dando fruto generoso. Siempre contando con la gracia de Dios que impulsa lo bueno. Y puede que, en algunas ocasiones, ocurra lo que le pasó a Jesús cuando volvió a su pueblo, tal como nos cuenta Lucas en el evangelio de ayer. No importa. Somos quienes somos, pero a la vez, soñamos lo que soñamos, y no podemos renunciar a ello. Alguna vez puede que oigamos “¿No es este…?» Aprendamos de quien va delante de nosotros siempre, aprendamos a seguir adelante a pesar de todo. Pero aprendamos, sabiendo poner en las manos de Dios nuestros sueños. Y dejemos que sea Dios el que ayude o impida que sigan adelante, pero no renunciemos por lo que otros, por envidia o cualquier otro motivo, nos puedan decir.
Estaba en este punto cuando abrí un libro de los que tengo junto al ordenador y, por esas cosas de Dios, repasé un texto que tenía subrayado cuando leí dicho libro. Dice así:
Sólo la fe, es decir creer sin evidencias, puede abrirnos el camino hacia lo que de verdad es posible. Finalmente, hay que asumir que vamos a cometer muchos errores y que vamos a tener importantes fracasos. Por eso es tan importante diseñar un plan estratégico donde establezcamos el apoyo que vamos a necesitar y lo que vamos a hacer para aprender, cuando dichos fracasos se produzcan….
Esta fe nos obliga a abandonar todas esas conversaciones donde nos atacamos a nosotros mismos y donde llenamos nuestro camino de dudas y desconfianza.
Desarrollar la fe, por una parte, en nuestros propios talentos y capacidades y, por otra, en el éxito de nuestro proyecto, es un verdadero ejercicio de nuestra libertad.
Mario Alonso Puig “Ahora yo”
Espero con fe firme que los proyectos, los sueños que todos tenemos, sean proyectos de Dios basados en la confianza y por encima de los pensamientos particulares.
Me encanta la Madre Cándida en sus detalles de sencillez y naturalidad como el que aparece al final de esta carta:
“Dispense el borrón que se nos cayó en el papel después de escrita, pues ya es tarde para escribir otra. Vale”.
Antonio Grau
Murcia