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PERLA ESCONDIDA EN LA CARTA Nº 418

Carta nº 418     Mayo 1911

 

“Sigue, hija mía, con tus buenos deseos y una confianza sin límites en Jesús y nuestra Purísima Madre, que no dejarán de proporcionarte los medios para conseguir lo que tanto anhelas, puesto que el que te llama es el mismo Dios, y Él allanará todas las dificultades”

“Sigue, pues, su voz y llamamiento y confía mucho, que Él te proporcionará el logro de tus deseos”.

 

No podía creer que “alguien” me estuviera pidiendo otra vez comentar algo sobre la Fundación Educativa Jesuitinas. Pero no podía dejar de hacerlo al leer la perla de la Madre Cándida. Prometo no ser más pesado con este tema, pero ha surgido así.

Cuando la leí despacio pensé que era lo que tenía que hacer. Me dejé escuchar por dentro y decidí que la Madre Cándida quería dar un nuevo susurro a todas aquellas personas que han puesto su vida al servicio de este proyecto.

Y, como tantas veces, el evangelio de ayer se quiere unir a la fiesta de hoy. Marcos nos recuerda el pasaje del joven rico. En este relato, al final de todo, escuchamos que Jesús cuenta qué pasará a los que dejen casa, hermanos… por el evangelio. Vuelvo a retomar el sí de cada uno de los que han aceptado el servicio de la nueva Fundación y, pienso que la Madre Cándida hubiese elegido este trozo del evangelio para una de esas reuniones de inicio. Creo que les diría que Dios nunca falla, que Dios nunca asegura nada en balde, por eso a todos los que dejan un poco de todo ello, Él les dará cien veces más. A todos los que dejan tiempo de familia o personal, a todos los que viajan, a todos los que sacrifican fines de semana, a todos los que reciben incomprensión después de todos estos esfuerzos, a todos los que hacen todo esto por el evangelio (y no por otras razones), Dios no los olvida ni abandona, y aquí, y en la vida eterna tendrán lo asegurado. Pero hay una observación interesante que no quiero saltar ni omitir y es “con persecuciones”. Entiendo que avisa que el camino no será fácil, que llegarán baches y curvas, y en ese momento es donde hay que estar como hay que estar y hay que confiar en quien hay que confiar. La ventaja que tenemos es que nunca estaremos solos. Y eso anima a seguir.

Vuelvo a la perla y resalto sólo algunas frases:

“Sigue, hija mía, con tus buenos deseos y una confianza sin límites en Jesús y nuestra Purísima Madre, que no dejarán de proporcionarte los medios para conseguir lo que tanto anhelas”

En todo lo nuevo, en todos los proyectos, la Madre Cándida siempre tiene presente a la Purísima Virgen. Y en este caso la llama Madre, porque en ella confía de una forma especial y sabe a ciencia cierta que la Virgen no dejará de mostrar y dar los medios para lograr los sueños o anhelos. Se trata de estar atentos, de saber de quien te fías y de seguir por esa senda a pesar de las dificultades. Confiar sin límites, confiar a tope, ese es el secreto de los que llegan

“el que te llama es el mismo Dios, y Él allanará todas las dificultades”

Y cuando Dios llama, es especial. Cuando Dios llama sólo queda empezar a caminar, empezar a descubrir el nuevo camino, empezar a ver por dónde quiere que vayamos. Y sabemos que las dificultades seguirán ahí, pero si Dios llama …

Nadie dijo que iba a ser fácil, pero la Madre Cándida le transmite que hay quien allanará esas dificultades, que no hay obstáculos insalvables, que la aventura es imparable.

“Sigue, pues, su voz y llamamiento y confía mucho, que Él te proporcionará el logro de tus deseos”.

¿Cómo será esto posible? ¿Quién me lo garantiza? Serían preguntas lógicas que le habría hecho a la Madre Cándida. Y ella, desde su experiencia personal, le hubiese contestado que escuche a Dios en su corazón, que escuche su voz, que confíe y camine porque Él le irá dando lo que necesita para lograr lo que desea.

Confía, confía. Confía. Camina, camina, camina.

Antonio Grau

Murcia

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