Ha sido a cuenta de las notas escolares de sus hijos.
Últimos de Junio, tiempo de zozobras y esperanzas para escolares…
También para padres-madres; no es solo el presente de sus hijos.
Empieza ya su futuro.
Tiempo de sementera.
Caminos inciertos a recorrer hacia adelante.
Y hay que acertar el rumbo.
Me llega, pues, un audio emocionado de padre joven, muy contento, feliz… orgulloso de las notas de sus hijos.
Al audio acompaña las calificaciones obtenidas… Y estalla en alegría sabiendo que yo puedo empatizar; son tantos años enseñando, evaluando, calificando… ¡poniendo notas!
Ese padre, ingeniero, acosado por un trabajo extenuante que le sigue acosando hasta en el hogar íntimo, malhadado teletrabajo, se desvanece en alegría ante las notas de sus hijos.
Lo conozco como «padre».
Su cercanía, sus largos tiempos con sus hijos y con cada hijo… a pesar de su trabajo.
Y le he hecho este comentario:
«Miguel, cuando te veo «padre», me es muy fácil imaginar a DIOS, ¡PADRE NUESTRO!»
Que es lo le pasó a Jesús de Nazaret.
Cuando quiso nombrar al TRANSCENDENTE, no tuvo otro recurso que el cariño y cercanía que había sentido de su «abba», papá, aita… José. Y le llamó ABBA.
Últimos de Junio…
Zozobras y esperanzas; obtención de diplomas, alegrías y desengaños, penas; decisiones y desconciertos, dudas, refuerzos de verano…
Nuevos planes de estudio, estancias e intercambios para reforzar lengua extranjera… ¡Es lo que se vive en tantos de nuestros hogares!
Recodos de la vida ordinaria.
Junio, tiempo de notas para los pequeños…
¡Y para los que pisan ya universidad!
Y que redunda en toda la familia.
Teresa Zugazabeitia FI