Una vida con Sentido(s) – ¿Gustas?
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PERLA ESCONDIDA EN LA CARTA Nº 433
28 enero, 2019

No sin mi ruido

Miro el bolso, dispuesta a salir a un nuevo día.

La cartera, las llaves, la estampa que me acompaña, mi bolsita de medicamentos (por si algún dolor imaginario acecha), un tentempié, la botella de agua y el móvil. Cierro la puerta con todo listo para vivir una nueva jornada.

Consciente de que dejo algo imprescindible en la mesa del despacho, pulso decidida el botón del ascensor.

Al salir a la calle, me doy cuenta de la terrible decisión que he tomado: “Voy a dejar los auriculares en casa”.

Antes era fácil: el largo cordón se liaba o no te llegaba a la oreja, necesitabas tiempo para actualizar la música del Mp3 o, si tenías un móvil de última generación, se agotaba la batería o te quedabas sin datos.

Pero ahora… auriculares inalámbricos, alta calidad del sonido, poco peso, Bluetooth, plataformas con miles de canciones… características que nada ayudan a mi decisión.

Andando el camino de cada día, voy notando cómo se hacen diferentes mis pasos.

Y lo que es peor, ¡mi postura! Cabeza gacha, mirada perdida, manos en los bolsillos, pasos sin compás, silencio…

Y voy notando que la decisión ha sido terrible.

Y ahora, ¿¡cómo afronto el día!? ¿¡Qué melodía me acompaña!? ¿¡A qué compás recurro cuando no sepa a qué recurrir!?

Y llega el miedo, que no va a más porque sé que llevo mi bolsita de medicamentos (por si algún dolor imaginario acecha).

Y me voy dando cuenta que lo que antes era ruido, se va haciendo silencio. Y tengo miedo.

Miedo a escuchar, a escucharme. A las palabras, a mis palabras. A las pisadas, a mis pisadas. A los gestos, a mis gestos.

Miedo a estar conmigo, en calma, sin más compañía que el silencio.

Pasa el día por mi vida con otro color y al llegar a casa, como a cámara lenta, se dirige mi cuerpo al despacho, mi mirada a los auriculares… y no hay nada. Mis preguntas son respuestas de silencio. Mi postura es postura de silencio. Mi mirada es mirada de silencio. Mi decisión no ha sido nada terrible.

Amanece. Miro el bolso, dispuesta a salir a un nuevo día.

La cartera, las llaves, la estampa que me acompaña, un tentempié, la botella de agua y el móvil. Afronto el día desde mi silencio, que es mi mejor medicina. Me acompaña la melodía del otro. Su compañía, sus pisadas, su estar ahí desde el silencio que tanto dice. Y mi compás es latido. Que me guía, que me abre camino.

Solo ha sido terrible no tomar la decisión antes. Me estaba perdiendo lo mejor del encuentro conmigo misma.

Raquel Criado Allés

@RaquelRaquela

Jesuitinas Stella Maris Almería