22.2.22
22 febrero, 2022
¿JAZMÍN YA?
11 marzo, 2022

MARÍA DE NAZARET IX

María está un poco indecisa. Les han invitado a una boda en Caná y no sabe qué ponerse para tal evento. Una boda es una boda y ella es tan sencilla y tan de pueblo… En este caso, José no puede echarle un cable… ¡cosas de mujeres! Pero tiene buenas amigas que se desviven por ayudarla. ¡Cómo no!

Le han prestado una túnica blanca preciosa y se la han adornado con flores. Combina con el velo que toda mujer debe llevar. También unos aretes, que no suele usar María, ¡pero es una boda! El manto, el que tenía guardado de sus Desposorios.

¡Está preciosa, María!
José la mira embelesado.
Él , ni preocuparse por el atuendo…

Es en Caná, no lejos de Nazaret. Van ilusionados por la boda, pero sobre todo porque va su hijo Jesús y algunos, más que amigos, que andan con él en las «cosas de su Padre». Eran pescadores, de allá, del lago de Galilea; pero han dejado las redes, y siguen a Jesús en sus correrías, hablando como Él, del Reino de Dios.

Y van todos a la boda de Caná.

¡Con qué interés y curiosidad les esperan José y María! A ver quiénes son esos pescadores que han dejado todo por seguirle… Dicen que Jesús tiene un gran poder de arrastre, que la gente le escucha con gusto. Y a veces ni le dejan comer por oírle. Con todo lo que hablan de él en Galilea… ¡A ver qué nos cuenta el mismo Jesús! ¡Qué ganas de verlo!

Por fin, la boda en Caná.
¡Qué alegría al encontrarse los tres!
Les parece que Jesús ha ganado en aplomo; como más seguro; como un halo de crédito y autoridad entre los que empiezan a seguirle.

¡Qué bien se desenvuelve! Destaca. Atento a todos; cómo anima la fiesta con esa alegría serena que cautiva. Se le ve líder del grupo. Qué satisfechos están de su hijo. ¡Con qué complacencia lo miran!

María no le quita ojo, y sigue guardando todas estas impresiones en su corazón. Cuando lleguen a casa, las comentará con José, que también tiene sus puntos de vista.

Todo es jolgorio en aquella boda.
El vino se escancia con profusión entre las viandas que ofrecen en tan fausto yantar.

Pero, María se da cuenta que el vino empieza a escasear…
Terrible contratiempo; ¡y en lo mejor de la boda!
¡Qué apuro para los novios!

Y va donde Jesús: ¡No tienen vino!

Y Jesús, con su madre, María, no tiene más remedio que adelantar su hora.
María, dice a los sirvientes: «HACED LO QUE ÉL OS DIGA»

Han hecho lo que decía Jesús. Y, atónitos, ven cómo las grandes tinajas llenas de agua para la purificación, vierten ahora un excelente vino en las ánforas que recorren los triclinios.Y mucho mejor que el de la primera remesa…

«… Este fue el primer signo…
… y los discípulos creyeron en él»

Anota cuidadosamente Juan, que es precisamente uno de aquellos primeros discípulos.

María, que no tiene ojos más que para Jesús, guarda y considera todas estas cosas en su corazón. Y las comenta con José. Tan cerca, los dos, del MISTERIO. El Señor está con ellos y es fiel.

No eran sólo sueños, los de José y Gabriel tenía razón…

Empiezan a ver y palpar signos…
La Promesa, la Alianza, ¡se cumple!
» Y los discípulos creyeron en Él»

Admirados, cantan las grandezas del Señor y sus espíritus son felices en Dios su Salvador.

«El primer signo», así puntualiza Juan, Jesús lo hace en medio de la fiesta.
En la boda de unos campesinos de Caná, allá en Galilea.

«Buscar y hallar a Dios en todas las cosas…»
Las cosas… Circunstancias, eventos de la vida cotidiana, personas…
¡DEUS IBI EST!

Teresa Zugazabeitia FI