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22.2.22

Capicúa donde los haya…
Parece una familia de patos surcando un estanque… ¡O de cisnes!
¡A donde te lleve la imaginación!

Ya disfrutamos hace poco, otro parecido: 11.11.11.
¿Cuándo habrá otro tan redondo?

Lo dejamos para los matemáticos.

En las palabras también hay sus ires y venires, pero los conspicuos las llaman PALÍNDROMOS, ¡qué palabro!

‘Cap i cua’ es una palabra que tenemos que agradecer al catalán: ‘cabeza y cola’.

¿Tendrá que ver algo con la suerte?

Porque el sentir popular se alegra con el número capicúa y le confiere «buena suerte».

Y ahí están buscados, perseguidos y conseguidos, boletos de rifas, décimos de lotería, y hasta billetes de avión si el pasajero, temeroso, es además, agorero.

Sin caer en actitud crédula, magia, fetichismo, o futuribles de cartas astrales…(que haberlos, haylos), a lo largo de la historia, los pueblos o grupos sociales tienen sus ideas y costumbres peculiares para pretender domeñar el futuro y hacerlo propicio… ¡Legítimo!

Nosotros, a la situación capicúa, le hemos endilgado la BUENA SUERTE. De broma, o en serio, pero nos gusta el número capicúa.

No es de extrañar que este 22.2.22 haya sido reservado para eventos especiales, en la vida de bastantes.

Capicúa aparte. ¿Por qué no destapar nuestra realidad cotidiana para constatar y caer en la cuenta de la BUENA SUERTE que YA disfrutamos?

Sí, hay zonas negras. Ya se encargan los noticieros televisivos y diversos mass media de amargarnos la comida o cena.

¿Es que una realidad bonita, feliz y placentera… no puede ser noticia? Estadística elemental.

Contracultura: a nosotros nos gusta lo de la BUENA SUERTE, porque mira que hay realidades, preciosas que reseñar, cada día y pasan desapercibidas… No son noticia. Solo las desgracias tienen derecho de cuota televisiva… y más, con morbo. Y no anda lejos la prensa.

Hoy, en este capicúa 22.2.22, espectacular, caemos en la cuenta: ¡la SUERTE que YA tenemos!

Estoy leyendo, mis ojos ven.
Puedo andar y desplazarme, en total libertad, personal y social, después de haber dormido a mis anchas y desayunado mi zumo, café y tostadas con mermelada.

Cuánta gente trabajando, detrás de ese frugal desayuno: energía eléctrica, transporte, ganaderos y agricultores, industria para la fruta de mi mermelada, supermercados… Toda esa gente ha estado en órbita para que yo pudiera, simplemente, desayunar.

¡Cuánto trabajo, industria, transporte… ha generado mi desayuno!
Y cuánto bienestar por tanto. Tan natural como el respirar.

Y ahora, miro a mi alrededor… La vecina de arriba, feliz porque acaba de ser abuela de una niña preciosa.

En el trabajo, Javier ha dejado de estar en el dichoso ERTE, y se reincorpora con nosotros.

Esa familia numerosa, alrededor de la mesa…con sus líos y sus cariños de todos los días…

O ese trasplante de hígado de un amigo: un éxito.

Aquel joven matrimonio, en crisis, que vuelven rejuvenecidos de unas vacaciones… ¡Y como novios!

El PRC, que ha dado negativo… ¡Poco a poco vamos venciendo al Covid!

¿Y ese joven? Que se preocupa de recoger a lo largo de la semana todas las noticias de Bilbao y del Athleti para pasar la tarde del sábado con ese anciano, tan bilbaíno, casi ciego y bastante sordo, alojado en un asilo. Es su rayito de sol semanal.

Aquella señora, que solía visitar yo en la residencia, que ya no está. Se la han llevado sus hijos a vivir con ellos.

¡Y esa pareja enAMORada…! ¡Qué bonito!
La mirada les delata… ¡No se enteran de nada!
Su mundo no es el yo; es… el otro… ¡o la otra!

Y esa familia, que por fin han terminado ya con la hipoteca… Son propietarios ya de su piso.

MATERNITY, voluntariado eficaz para proteger la vida; ayudando a jóvenes gestantes en dificultades y soledad.

Esos análisis, que descartan que sea cáncer.

Esos campos de trabajo, en verano, sacrificando vacaciones merecidas, que nuestros jóvenes llevan a cabo.

Un matrimonio joven que ha ido adoptando cuatro niñas: dos de etnia gitana y dos chinas.
Las mayores han terminado sus carreras. Hacen ya su vida.

Y ese otro matrimonio, ya mayor, que va acogiendo en su casa, migrantes, mientras estén estudiando en España.

Y ese joven que, por fin, ha logrado su primer trabajo, y puede soñar ya independencia y forjar su propia familia.

El Banco de Alimentos, distribuyendo cantidades ingentes de productos, posible por el voluntariado de tantos jubilados… ¡Y cómo se lo curran!

Y tantos sanitarios, sin mirar horario, a veces en condiciones precarias, con riesgo de contagio… ¡Ahí siguen!

Tanto voluntariado en Cáritas y en tantas ONG… O, simplemente, sin organizarse, porque les sale del corazón y es inmediata la ayuda.

Tanta gente buena, sencilla, anónima, «que no cuenta», y que son el motor de nuestra vida personal y social.

Por qué no destapar esa realidad y ver y contemplar, también, situaciones… ¡PRECIOSAS!
¡QUÉ SUERTE TENEMOS!

Necesitamos un subidón de realidad positiva, que existe. Cerca de mí, ¡a mi vera!
A nada que destapemos la realidad.

Generar sinergias que suman o multiplican: justicia, respeto, consideración, concordia, perdón y reconciliación, confianza, acogida, cariño, alegría, calma, sosiego, paz…

¡Ah! Y esto NO es SUERTE.
Está en nuestra mano.
Lo hacemos o lo deshacemos.

En día CAPICÚA, o cualquier otro.

Solo… ¡ARREMANGARNOS !

Y tendremos MUCHA SUERTE,
y esparciremos MUCHA SUERTE.

Teresa Zugazabeitia FI