Si la M. Cándida hubiera tenido que utilizar hoy una tarjeta de visita, aunque su sencillez y empatía relacional bastaran, no hay duda que hubiese plasmado su marchamo personal en iconos y logotipos al uso de lo convencional en marketing para que el Evangelio de JESÚS llegara al mayor número posible de personas y de toda condición
Y muy expresiva como ella era, brotarían de su vivencia profunda: JESÚS y la educación a todos los pueblos.
La M. Cándida rubrica con su firma su opción fundamental por Jesús de Nazaret (IHS), en el ángulo izquierdo, como seguimiento y pasión de su vida.
En una realidad concreta: “…la educación Católica de los Pueblos” es un camino en diagonal, a campo traviesa, no recto; nada fácil; pero abierto a toda realidad social: universal. Siempre en salida y en búsqueda. Y ese camino, esa misión, es su punto de encuentro con Jesús; rubricado por los dos.
Para Cándida María de Jesús, es el sentido y razón de su vida que va a germinar fecundo atravesando siglos y fronteras hasta llegar hasta nosotros, pasándonos y sosteniendo aquella antorcha encendida allá lejos, en Salamanca, por los años de 1871.
Y que sigue ardiendo extensivamente: FUNDACIÓN EDUCATIVA JESUITINAS, FASFI, FAMILIA M. CÁNDIDA, allende continentes y océanos. Ella ya nos había dicho que al fin del mundo iría en busca de almas…
La escritura es autógrafa de Juana Josefa, vacilante en los rasgos. Apenas acaba de aprender a leer y escribir a sus 26 años. Es la mayor de una familia vasca numerosa; la cultura, todavía, no es patrimonio de las clases sencillas, sobre todo de la mujer. Ha tenido que abandonar su paisaje guipuzcoano y emigrar y trabajar: Burgos es su primera acampada. Después Valladolid, Salamanca; y en esos avatares la esperaba Dios.
En esa escritura vacilante se aprecia además unas incorrecciones: la C mayúscula de Católica. ¿No será que quiere enfatizar en la educación de la mujer, la dimensión evangélica?
Otra incorrección: mayúscula también de Pueblos. Afirmación universal, sin exclusión. Pero una mayúscula que puede sugerir la peculiaridad de cada Pueblo, el respeto, la inculturación necesaria para hacer germinar el Evangelio.
Esta tarjeta de visita de la M. Cándida, germen, embrión, raíz, árbol ya corpulento cuyas ramas abrazan los cinco continentes, granan ya frutos de vocaciones religiosas y laicos comprometidos, en este HOY tan nuestro, también difícil, en ese difícil camino diagonal, a campo traviesa, de la “educación Católica de los Pueblos”, expresión y compromiso del sentido de nuestra vida: nuestra fe y seguimiento de JESÚS DE NAZARET.
Teresa Zugazabeitia FI