Inevitable e inmediatamente esta perla me lleva a la conocida frase de la Madre Cándida: “Con Dios todo lo puedo”, frase que sirvió de portada para el suplemento sobre el carisma de las Hijas de Jesús (lee aquí), hace unos días. Alrededor de estas frases hay otras muchas con el mismo sentido. Y al final, después de algunos lunes, vuelvo a descubrir que esta es la clave de la persona y la vida de Juana Josefa. Y al final, descubro que esto es lo que transmitió con su vida a todas sus hermanas y a la gran familia que después fue creciendo.
Confiar en Dios es saberte en sus manos y en su misericordia y, aunque como Tomás dudemos, no importa todo lo dudado si después sabemos reconocerle, si después sabemos ser hombres de paz y podemos repetir el saludo del Señor resucitado a todos los que se crucen en nuestra vida. Paz a vosotros.
Hoy especialmente deseamos paz a nuestra nación, a nuestra patria, a nuestra querida España. Deseamos que el resultado democrático y libre, sea respetado y podamos vivir en paz. Que los nuevos gobernantes se pongan al servicio de la paz y hagan con sus decisiones que este país sea cada vez más, un lugar de respeto y paz. Y sabemos que esto es posible, porque sabemos que con la confianza en Dios todo se puede y sabemos que, por encima de las cabezas de los gobernantes, está Dios. Ellos son los que tienen la responsabilidad de gobierno y ahora nos queda confiar en que sus palabras no son sólo palabras, que los pobres no son sólo pobres, que sus actos no son sólo actos para votos. Ahora es el momento de hablar y exigir.
El evangelio de ayer habla de confiar, de la necesidad de ver para creer y confiar, pero también habla de la dicha de confiar y creer sin haber visto. Somos de los que creemos sin haber visto, somos de los que confiamos en los que le vieron y así lo transmitieron. Por eso no podemos perder la confianza en Él. Pase lo que pase, Dios no nos abandonará. Pase lo que pase nunca estaremos dejados o abandonados.
Me gusta especialmente el final de la perla: “Él bendice la buena voluntad”. Seamos personas de buena voluntad, de buen querer. Seamos personas de paz. Seamos personas que nunca dañen a otras personas, sino al contrario, que se preocupen de aquellos que no saben o no pueden.
No puedo olvidar la celebración del pasado 27 de abril. Celebrar la festividad de M. Antonia Bandrés y recordar su fuerza, su confianza en Dios, su alegría, es recordar cómo se debe vivir el evangelio hasta en los momentos difíciles, hasta cuando las fuerzas te debilitan. No perder la alegría y la confianza en Dios es lo que significó en esta joven, que su vida y sus palabras sean faro para nuestras vidas, porque en todas nuestras vidas “no hay cosa pequeña ni detalle sin importancia”, porque merece la pena “de hacer, hacerlo entero”.
Seguimos en Pascua, seguimos siendo testigos de un resucitado que vive entre nosotros, no somos testigos de un muerto. Seguimos en Pascua y seguimos alegres porque sabemos de quien nos hemos fiado.
Y mantenemos nuestra oración por la CG que elegirá a la nueva General de la Congregación de las Hijas de Jesús.
Antonio Grau
Murcia