La Comisión Coordinadora Familia Madre Cándida, que tiene como tarea animar, cohesionar y coordinar al laicado del entorno de las Hijas de Jesús comparte su reflexión sobre la sexta Llamada en la acción apostólica de la CG XVIII que dice así:
«Promover la unión y articulación, a nivel universal, de los educadores de las escuelas que siguen el modo educativo de la Madre Cándida, para reflexionar sobre los retos educativos que nos plantea el mundo actual y proyectar caminos de futuro. Será ayuda para que nuestras escuelas ganen fuerza evangelizadora y se abran a una educación con horizontes más amplios.»
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Texto:
En esta Pascua, Jesús resucitado se acerca, se deja tocar y pregunta.
Sus primeras palabras son una pregunta a una mujer que sufre. ¿Por qué lloras?
Escucha su respuesta, conecta con su dolor y la llama por su nombre, como sólo quien nos ama, sabe hacerlo.
María reconoce en su nombre el amor que le ha hecho ser quien es, reconoce a Jesús, quiere volver a tenerlo, pero aún no ha dado el paso, quiere al Jesús que murió, al que mataron, aún no reconoce al Resucitado. María quiere volver al pasado, Jesús le invita a mirar al presente y a construir futuro.
Yo tengo que ir al Padre, tú ve a mis hermanos y diles.
El encuentro siempre lleva implícito un envío, una misión, lo que se nos regala es para otros, no es nuestro, ni somos nosotras las protagonistas, sólo somos mediadoras, mensajeras de la noticia que cambia la vida si nos abrimos a ella, instrumentos en manos de otro.
Jesús nos educa con su modo de hacer, con su estilo, con sus gestos, con sus regalos: paz, pescado asado para desayunar, una pregunta en lo cotidiano, un compartir el camino y la desesperanza hasta volverla fuego en el corazón, aceptar una invitación, compartir la mesa dando gracias, una cercanía que posibilita en medio del miedo y de las dudas…
A las que no cuentan, a los frustrados porque su esfuerzo no ha dado resultado, a las que han perdido la esperanza y no pueden ver los signos de futuro que ya despuntan, al que está solo, al que necesita ver para creer…
En lo cotidiano, en lo sencillo, en lo que no destaca, en lo pequeño o grande que nos toca vivir.
Con alegría, abriendo horizontes, alentando sueños, en lo personal, con otras, para las más necesitadas, para todas.
Así nos educa, así estamos llamadas a educar.