Querida M. Cándida:
El lunes pasado acabé, como bien sabes, la aventura de buscar las perlas escondidas en tus cartas. Y quiero darte las gracias por susurrarme algunas palabras cuando lo que salía de mi cabeza eran silencios, por tu compañía, que ha hecho posible acabar esta etapa del camino. Pero sobre todo por todo lo que me has enseñado en este recorrido. Ha sido muy importante en mi vida tener la oportunidad de encontrar un rato todas las semanas para leer y, algunas veces releer, varias veces, tus cartas y descubrir en ellas esas perlas.
Y ahora te pido ayuda, como tantas personas que te escribían y necesitaban una palabra tuya de aliento, pero sobre todo una palabra de claridad. Cuando una persona acude a otra para pedirle ayuda es porque confía en ella. Te pido ayuda para seguir, te pido luz para buscar el camino y estoy seguro que buscarás la forma de iluminar este momento. No estoy preocupado, no me siento ansioso, ni agobiado, pero ese rato delante del teclado donde pensamiento y oración se mezclaban, me ha ayudado tanto que me gustaría seguir.
Parece que los consejos a las maestras puede ser un buen punto de partida. Y si a esto añado, unos escritos sobre ti, que aún no han visto la luz, escritos por una Hija de Jesús que ha querida compartirlos conmigo, creo que puede ser una buena mezcla para continuar. Intentaré escuchar y transmitir todo lo bueno que, como lluvia fina, ha ido calando en mi vida. Intentaré no estropear mucho y ser lo más fiel a esos consejos y pensamientos. Y volveré a iluminar todo este conglomerado de información con el evangelio de cada semana que siempre ha estado presente, pues es la luz, el camino, la verdad y la vida como lo fue para ti.
Tenía que ser en Adviento cuando esta nueva aventura iniciase su camino. Tenía que ser un 9 de diciembre, recién pasado el Mil Albricias y la Inmaculada. Tenía que ser así y ahora.
Quisiera contarte tantas cosas que me parece que no sería justo hacerlo como epílogo. Por eso te las iré contando cada semana de nuevo. Pero una palabra debe cerrar este epílogo: GRACIAS.