Y sigue de mochilas…
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Otro ángulo de la Navidad
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El verbo de Dios se hizo carne y habitó entre nosotros

No. No es un cuento de NAVIDAD, sino el EVENTO MAGNO de la Humanidad.

El VERBO DE DIOS SE HIZO CARNE…
Y HABITÓ ENTRE NOSOTROS

Y pudo ocurrir así…

Nos situamos en NAZARET, junto al taller de José.

*José, ¿qué te pasa? Te encuentro serio.

-Es que… tengo que subir a Belén.

*¿Y eso?

-Cirino, que quiere hacer un censo; y ya sabes, yo soy de la estirpe de David y me toca Belén.

*¡Pues nos vamos!

-¿Pero qué dices? Tú, en tu estado, en caravana, sobre el asnillo, con tanta caminata de subidas y bajadas… Son varios días… Quizás ni te admitan, pues si llegara el caso… No, no creo sea prudente.

*¡JOSÉ! Dios está con nosotros. Y seguirá estando… Además, parece que todo concurre para que se cumpla la profecía de Miqueas… ¿No te acuerdas? Dice que nacerá en Belén…

-Pues… ahora que lo dices… pero…

*No hay pero que valga. Recoges las maderas del taller para que se conserven en buen estado y… ¡hasta la vuelta! Rápido, vamos a preparar lo necesario… Y allá que nos vamos a cumplir los designios de nuestro Dios; que siempre ha estado grande con nosotros y estamos alegres y felices.

-Tienes toda la razón, María. ¡Como siempre!

*¡Vamos pues, juntos, a Belén!

Pues… ¡que ya están en ruta!
Se han unido, con su asnillo, a una de las caravanas que hacen el trayecto hasta Jerusalén.
José se deshace en cariño, atenciones y cuidados con María…
Sendero cuesta arriba, a través del valle del Jordán. Noches al raso… Han pasado ya Jericó y atisban a lo lejos Jerusalén. Cantarían el salmo:
Ya están pisando nuestros pies, tus umbrales Jerusalén…
Y después, muy cerca, por fin: BELÉN.
José conversa con María, animándola.

-Ya verás: tengo parientes que nos echarán una mano…

Pero… Vino a los suyos y no lo recibieron. Tampoco hubo sitio en la posada, para ellos. José, apesadumbrado, derrumbado… María, allanando dificultades:

*José, en ese establo estamos mucho mejor. Solos, tenemos más independencia.
Con unas brasas que consigas hacer, con requesón y miel, pan y algunos dátiles… Yo lo del niño ya lo tengo todo preparado. ¡Y mira esos rebaños! Estoy segura que sus pastores nos echarán una mano: son gente de bien. Nos ayudarán si estamos en apuros.
El Señor sigue estando con nosotros… aunque de manera distinta…

José cavila, se mesa la barba; y asiente.

-Sí. Él ha sido, es y será nuestra fuerza. Siempre ha estado cerca de nosotros.

José, acostumbrado al trabajo, pronto improvisa y acomoda un asiento mullido, con heno que encuentra en el establo. Hace recostarse a María, que resiente el cansancio del viaje y las preocupaciones del alojamiento. Descansan los dos, después de que José haya logrado encender un pequeño fuego que los reconforta. Han tomado requesón, miel y dátiles, suministrados por la compasión y solidaridad de los pastores, al saber el estado de María. Y empieza a caer la noche. Rutilante noche de estrellas, que se apiñan curiosas sobre el establo. Una, especialmente, casi los deslumbra por lo cerca que está del establo…

Se miran los dos con cariño inmenso. Se dan la mano fuertemente para infundirse ánimo, hasta que José cae rendido en sueño profundo. María no duerme. Acaricia con cariño reverencial su seno al sentir unas discretas pataditas y mira con complacencia a José:

*¡Qué bueno es José! ¿Qué haría yo sin él?

Pero empieza a sentir cierta inquietud… ¿Será que llega la hora?

*¡JOSÉ!

Y José despierta. No, no es un sueño.

Ni María, ella misma, sabe cómo… Es tan denso el MISTERIO… No sabemos cómo María se lo contó a Lucas, que nos narra así de sencillo el MAGNO EVENTO del NACIMIENTO DE JESÚS….

…Y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada.

Y, nosotros, desconcertados, con inmenso estupor reverencial… ¡ADORAMOS!
Pletóricos de fe, esperanza y amor inmenso
.

VAMOS nosotros también a BELÉN, con los pastores, con los Magos de Oriente.
Encontraremos a María y a José y al niño acostado en el pesebre
María nos lo dejará mecer, a ritmo de latido de nuestro corazón…
Y el ángel nos seguirá anunciando…
¡¡¡UNA GRAN ALEGRIA!!!
¡¡¡OS HA NACIDO UN SALVADOR!!!

Y oiremos tonadas de cielo:
GLORIA A DIOS EN LAS ALTURAS…
Y EN LA TIERRA,
PAZ A LOS HOMBRES QUE DIOS AMA
.

Teresa Zugazabeitia FI