La verdad os hará libres – #cuaresmahijasdjesus – por Silvia Rozas
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El liderazgo ignaciano, ayer y hoy.

Chris Lowney estuvo siete años en la Compañía de Jesús. Al salir, entró a trabajar a J. P. Morgan, ahí desempeñó diferentes puestos de dirección. Escribió un libro titulado: “El liderazgo al estilo de los jesuitas”. Aquí relata cómo el modo de proceder de San Ignacio de Loyola y de los primeros jesuitas tiene mucho que ver con las decisiones y liderazgos que requieren las grandes empresas de hoy.

Es de admirar la versatilidad, creatividad y expansión de la naciente Compañía de Jesús, allá a mediados del siglo XVI. Los jesuitas iniciaron una amplia red de colegios y universidades tanto en Europa como en cualquier lugar donde llegaban carabelas y naos. También, sus misioneros cruzaron el Himalaya, llegaron a las fuentes del Nilo, recorrieron el río Misisipi, fundaron reducciones en América del Sur y, como científicos y astrónomos, fueron apreciados en Roma, China y en Japón. Esto en la antigüedad, antes de la supresión, en agosto de 1773. Posteriormente, después de la restauración a nuestros días, la Compañía de Jesús ha continuado dando grandes hombres a la Iglesia, a través de sus miembros, así como una gran cantidad de laicas y laicos comprometidos a través de la espiritualidad ignaciana.

¿Qué es lo que hace que haya tal diversidad y heterogeneidad entre los jesuitas? ¿Porqué no salimos todos iguales -cortados del mismo molde- como si fuésemos galletas marías? Todo se explica por nuestro fundador, Ignacio de Loyola, y por sus Ejercicios Espirituales.

Ignacio de Loyola tuvo un proceso de conversión que inició durante su convalecencia al reponerse de la derrota en la batalla de Pamplona. Fueron meses de paciencia para que sanaran las heridas y, también, para imaginar qué es lo que haría de su vida. Ignacio fue un hombre que aprendió a meterse a sus adentros y, desde ahí, percibir que Dios habla en el silencio a través de mociones. Las mociones son movimientos internos que se dan a través de intuiciones, corazonadas, impulsos, pensamientos y sentimientos. Alcanzar a percibir y distinguir las mociones del buen espíritu y del mal espíritu no fue fácil.Gracias a varios años de práctica y fruto de muchas crisis, Ignacio pule lo que ha sido su gran aporte y herramienta: el discernimiento espiritual.

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