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24 julio, 2020
9 de agosto
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Contemplación para alcanzar amor

Cumbre de los EJERCICIOS de Ignacio, próxima ya su fiesta. 
Por otro lado, en este tiempo, muchas de nosotras, en trance de recibir esa gracia.

Pretende Ignacio que lleguemos a «buscar y hallar a Dios en todas las cosas» 
Y otra manera de decirlo: «amar a Dios en todas las cosas y a todas en Él» 

Es el final del proceso: «contemplación para alcanzar amor». 

Desde su experiencia personal, en aquella Cueva de Manresa, junto al Cardoner, anota:
«… que el amor se pone más en las acciones que en las palabras…» EE 230
«… en el amor se necesita de la comunicación, el compartir de las dos partes…» EE 231
Y nos invita a contemplar cuatro puntos. 
El tercero dice así: «…considerar cómo Dios trabaja por mí en todas las cosas creadas…» 

Como un «faux bourdon» ese tercer punto de Ignacio, me sigue resonando al sentarme a desayunar. 

Tostadas y café o té. 
Y un zumo de naranja o pomelo.
Sencillo desayuno que apuras aprisa para no llegar tarde.

¿Caemos en la cuenta de todo «el trabajo» que converge en ese frugal desayuno?

Aquel labrador, de la Castilla profunda que ilusionado esparció la semilla… 
Esperó hasta que dorasen las mieses. 
Acarreó las espigas henchidas de grano a la era. 
Bajo el peso del trillo, arrastrado por mulos, se separaron la paja y el trigo. 
Aventado el trigo por el viento, llegó después al molinero, con su molino de viento o junto al río. Y trituró sin piedad el grano, convirtiéndolo en harina candeal. 
Fue después el turno del panadero quien amasó y horneó las hogazas o barras. 
Por fin, el transportista, surtió a las panaderías o supermercados «nuestro pan de cada día» que pedimos confiados a nuestro PADRE DIOS. 

Con el progreso, el mismísimo proceso. 
Acelerado industrialmente; quizá sin tanto intermediario humano. 

Y lo mismo con el café y el té… que, entonces, nos vamos allende los mares… 
Y las naranjas o pomelos o mermeladas…

Todo tiene su «recorrido» antes de que llegue a nuestra mesa de desayuno. 

¿Y el tostador? 
Eléctrico, por supuesto; con no sé qué energía si eólica, hidráulica o nuclear.
Por las distintas empresas te llegan los suficientes vatios para que funcionen tus aparatos, para tu consumo. 
Igual proceso para tu exprimidor de zumos, cafetera exprés o microondas si calientas la leche.

Cuántas personas tan diversas y alejadas entre sí han confluido para que tú y yo disfrutemos de ese rico olor a café, tan energético, que nos pone las pilas para comenzar también nuestro trabajo de cada día. 
Cuántas grandes, pequeñas y medianas empresas generando puestos de trabajo digno para tantas personas, para tantas familias… en nuestro frugal desayuno. 

Co-trabajo anónimo, humano. Co-creador también, de esa providencia de Dios, nuestro PADRE DIOS, que sigue trabajando para suministrarnos el «pan nuestro de cada día».

Es para «reflectir en mí mismo y sacar provecho»…. 
«El tercer punto, considerar cómo Dios trabaja por mí en todas las cosas creadas sobre la haz de la tierra …» 
Y sigue Ignacio: «… mirar cómo todos los bienes y dones descienden de arriba, como del sol descienden los rayos, de las fuentes las aguas… «.

Mª Teresa Zugazabeitia, FI