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CONSEJO 45

45. La Maestra o Ayudante hará observar silencio exacto durante la clase; para salir o entrar o necesidades, usarán de signos con la mano, [dirigiéndose] a la Maestra: tal para tal, [tal] para lo otro; es muy buen método, la experiencia lo aconseja.

                ¡Qué bueno e importante es dejarse aconsejar por la experiencia! La M. Cándida no sería la gran pedagoga del momento, pero sabía mucho por experiencia. Aquel que quiera innovar, avanzar, mejorar y no escuche a quien tiene experiencia, le faltará gran parte de lo que podría haber logrado. Hoy, como tantas veces, hay mucha experiencia por contar, pero pocos oídos para escuchar. ¿Qué tal si escuchamos a la M. Cándida y nos proponemos un reto?, el de escuchar a los que cuentan historias y vida con la atención que se merecen, con la dedicación de tiempo y ganas que se merecen. Sería un buen propósito para, incluso, aprender lo mucho que tienen para enseñar.

                Adviento se marcha después de cuatro semanas y estamos a las puertas de la celebración de la Navidad, donde lo más importante es saber lo que celebramos. Hace unos días me preguntaban en una encuesta-trabajo, unos alumnos de secundaria que cual era mi villancico preferido y por qué. Mi repuesta fue que era “Noche de Paz”, porque era su letra el auténtico mensaje de la Navidad y porque era la Noche más bonita y esencial de estas fechas. Como eran varios grupos los que iban preguntando me dio tiempo para pensar mi respuesta y, ahora, sigo pensando lo mismo. Navidad nace en aquella noche.

                Y aunque vivamos una Navidad diferente, quizá no debemos olvidar vivir lo esencial de esta Navidad. Me ha costado entenderlo, sinceramente, me ha costado cambiar lo de siempre, me cuesta pasar de 38 de familia a 6. Me ha costado cambiar de sitio de celebración cuando casi todo estaba previsto de otra forma. Pero hoy digo que no quiero perderme lo esencial, que los cambios, cambios son. Pero que lo importante está en otras cosas, que lo importante está en no perder el sentido de la celebración. Y no me estorban las luces, ni los adornos, ni el color rojo, nada de nada, pero no quiero perderme en ese mar de purpurina sin encontrar el auténtico sentido de celebrar que Dios se hace Niño, que nace en un humilde portal y que lo hace por nosotros, porque nos quiere.

                Me temo que, para encontrar ese sentido de la Navidad, hay que volver a escuchar a la M. Cándida cuando nos dice que es necesario el silencio. Y es verdad. Hay que encontrar ese momento de silencio entre al rugir de ruidos en estas fechas, sencillamente para dar gracias a Dios porque está con nosotros, porque nos enseña que en la humildad y la sencillez de vida está la alegría y la felicidad, porque nos enseñó que el portal era un lugar abierto a todos, a pastores y reyes, a estrellas y animales, a frio y al calor del hogar. Y con ello me quedo, aprendiendo que nuestra casa debe ser un espacio abierto y acogedor donde lo importante, lo realmente importante, sean las personas. Y así pienso que lo vivió María cuando el ángel Gabriel se le acercó para decirle el anuncio de Dios, como nos cuenta Lucas en el evangelio de ayer. María escuchó en silencio, preguntó y dijo sí, sí quiero. A pesar de lo que se le venía encima por parte de los demás, a pesar de todas las incomprensiones, sí quiero.

                Al leer el salmo, me ha venido a la cabeza una canción casi olvidada, antigua, pero de esas que aprendes de niño y la llevas ahí. Es el salmo de ayer.

            Seamos de las personas que quieren vivir la Navidad desde lo esencial, desde lo auténtico. Seamos de los que encuentran en ese momento de silencio el espacio para dar gracias a Dios.   

                               Comparto el villancico Noche de Paz: Una guitarra y unas voces. Sencillo.

¡¡¡¡¡¡ Feliz Navidad!!!!!!