CONSEJO 37
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Iconos de Dios
6 noviembre, 2020

CONSEJO 38

38. Las labores ocuparán gran parte del día, para lo cual las Maestras que presiden serán hábiles e inteligentes.

                En los tiempos que corren, en los días “pandemiosos”, hay que ser hábiles e inteligentes. Se trata de salvar la salud y el alma, se trata de salvarnos por dentro y por fuera. Por eso el consejo de la M. Cándida viene al pelo. Hay que ocupar el tiempo con aquello que nos haga estar libres de obsesiones y procurando que a nuestra mente y a nuestro cuerpo no le ataque el virus. Cada uno tiene que descubrir que hacer y cómo hacerlo y no hay receta única para todos. Pero hay un consejo que no falla: no estar ocioso, que la mala rutina no te atrape.

                Y como dice el libro del Eclesiastés:

                “Hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa bajo el sol. …

                Un tiempo para abrazarse y un tiempo para separarse. …

                Yo comprendí que lo único bueno para el hombre es alegrarse y buscar el bienestar en la vida”

                Por eso, busca tu momento, disfruta de él, saborea los tiempos.

                Ayer celebramos el día de todos los santos, el día de los hombres y mujeres de todos los tiempos y de todas la edades, conocidos o desconocidos. Hombres y mujeres que han vivido el camino del Evangelio y que están con Dios para siempre. Es un día de esperanza, no de luto. Es un día para descubrir su vida y que nos sirva de luz para nuestro caminar.

                Hoy celebramos el día de los fieles difuntos. Recordamos a los que ya no están con nosotros, los de hace poco y los de hace muchos años, los cercanos y los lejanos en amistad y decimos a pleno pulmón que nuestra fe, es fe de resurrección y de vida eterna (Juan 11, 17-27). Nuestra fe, es fe de bienaventurados, de bienaventurados porque a cada una de nuestras tristezas, a cada uno de nuestros dolores, Dios nos ofrece una palabra de salvación, nos ofrece un camino de vida.

                Hoy es un buen día para volverá a compartir una canción de esas que llegan al fondo del corazón. Una canción de esperanza y confianza:

                Hoy, como siempre, necesitamos estrellas, necesitamos su luz, necesitamos su vida, esa que nos abre, muchas veces, el corazón para entender aquello que nos supera. Hoy recordamos una estrella que empezó a iluminar aquel 31 de mayo de 1845:

                La luminosidad brillante de esta estrella produce paz. Así era el corazón de la Madre Cándida. Irradiaba serenidad porque en él solo cabían sentimientos positivos, cordiales. Hacia todos. En cualquier circunstancia. Y esto es lo que, al contemplarla, nos causa admiración. (C. Cruz).

                Seamos personas de esperanza, de buena actitud confiada en Dios, de brazos abiertos hacia nuestros hermanos. Seamos personas de pies en tierra y de corazón en cielo. Pero sobre todo recordemos en este día a los que nos precedieron y demos gracias por su vida.