¿Gustas?
¿A qué te sabe la vida? ¿A qué quieres que sepa?
¿No nos pasa a veces que estamos inapetentes, cansadas, enfermos, tristes… y la comida no nos sabe como siempre? ¿Y nos parece sosa, o rara, o que le falta algo, o que, simplemente no nos sabe como siempre? Pero somos nosotros los que tenemos en ese momento el paladar distinto…
¿Y no nos pasa a veces eso mismo con la vida? ¿Que estamos inapetentes, cansados, enfermas, tristes… y la vida no nos sabe como siempre?
No podemos cambiar los ingredientes. De hecho, aunque pudiéramos, posiblemente, no solucionaríamos nada… porque voy intuyendo que el sabor de la vida no está fuera de mí, en los demás, en las circunstancias, en lo atractivo o en lo impactante de lo que me ocurre, en las actividades, en que los demás me hagan la vida fácil o compleja, en las dificultades o…
El sabor de la vida lo disfruto o no según tenga el paladar… según tenga el interior… según quiera, (o a veces pueda) que sepa… pero no según los ingredientes que me hayan tocado…
¿A qué te sabe la vida? ¿A qué quieres que sepa?
Beatriz Neff
@beatrizneff